Casandra, para mí serás siempre mi musa, mi doncella
amada y deseada, y también siempre seré y me sentiré tu Amo y Señor, porque así
me coronaste ese ocho de enero de MMIX, hace casi tres años, y como te prometí
ese día, aun estás dentro de mi reino, en la torre mayor del castillo, con tu
corte de damas y un guardia eunuco en la puerta, pues aun vives y reinas en mí,
besándome los pies y escribiendo con tus labios sobre mi piel, han pasado los
años y nuestra historia se ha ido escribiendo y develando día a día, e sido
Raúl, he sido el Vizconde, he sido un Arcángel y he sido también el que soy, y
tu eres la que eres y también Casandra, y sigo siendo y sintiéndome tu Amo y
Señor, los días, los meses, los años, no han borrado esa marca de fuego en tu
piel y mi piel, esa unión primitiva y animal en el mas puro sentido, yo vi, dos
días después esa primera imagen de tus piernas desnudas con la “S” de sagradas
reflejadas en el espejo, yo fui el primer hombre macho tuyo que vio tus pechos
seis días después, yo fui el macho que despertó tu piel y tu cuerpo, el que
poseyó tu virginidad virtual, el hombre del ídolo de barro, el del rostro
equivocado o quizás sin rostro, el que te sedujo, no con la cara y el falo y el
cuerpo de otro, si no con la palabra quemante, con el verbo encendido, con los
deseos en carne viva, con las fantasías expuestas abiertamente, sin otro afán
que seducirte como tu Amo y Señor, pero también siendo tu vasallo, reconociendo
la fuerza de tu reinado sobre mí, sabiéndome tuyo de todas las formas posibles,
y también de las imposibles, tuyo hasta ahora y siempre, tuyo en palabra, obra
y pensamiento, tuyo cada vez que veo y veo tus senos, tus pezones, tus piernas,
tus pompis, tu sexo, mientras escondido me masturbo mirándote e imaginándote y
soñándote por las mañana mientras todos duermen, tuyo cada vez que hacemos en
amor en el bosque y tu voz me excita hasta la dura erección y me masturbo
oyendo tus quejidos escondido entre los arbustos, porque así hemos ido consumando
nuestro amor Amar deseo, sé que has borrado mi careta, que has negado haber
sido desvirgada y poseída por ese falo de engaño, sé que mi nombre te repugna
cuando recuerdas su falsedad y su asedio, pero también sé que vivo allá en el
fondo de tus entrañas de hembra, en el laberinto oscuro y secreto de tus
instintos, y lo sé porque tú también vives y reinas como siempre y para siempre
aquí en el fondo de mis vísceras de macho, en el laberinto sombrío y pervertido
de mis instintos, y ambos sabemos que eso no podemos evitarlo porque quedo
sellado definitivamente ese ocho de enero del años dos mil nueve.
Tu Amo y Señor, y tu vasallo,
Raúl
1º de noviembre de 2012
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