martes, 10 de septiembre de 2013

Carta desde el paraíso 18



Casandra, para mí serás siempre mi musa, mi doncella amada y deseada, y también siempre seré y me sentiré tu Amo y Señor, porque así me coronaste ese ocho de enero de MMIX, hace casi tres años, y como te prometí ese día, aun estás dentro de mi reino, en la torre mayor del castillo, con tu corte de damas y un guardia eunuco en la puerta, pues aun vives y reinas en mí, besándome los pies y escribiendo con tus labios sobre mi piel, han pasado los años y nuestra historia se ha ido escribiendo y develando día a día, e sido Raúl, he sido el Vizconde, he sido un Arcángel y he sido también el que soy, y tu eres la que eres y también Casandra, y sigo siendo y sintiéndome tu Amo y Señor, los días, los meses, los años, no han borrado esa marca de fuego en tu piel y mi piel, esa unión primitiva y animal en el mas puro sentido, yo vi, dos días después esa primera imagen de tus piernas desnudas con la “S” de sagradas reflejadas en el espejo, yo fui el primer hombre macho tuyo que vio tus pechos seis días después, yo fui el macho que despertó tu piel y tu cuerpo, el que poseyó tu virginidad virtual, el hombre del ídolo de barro, el del rostro equivocado o quizás sin rostro, el que te sedujo, no con la cara y el falo y el cuerpo de otro, si no con la palabra quemante, con el verbo encendido, con los deseos en carne viva, con las fantasías expuestas abiertamente, sin otro afán que seducirte como tu Amo y Señor, pero también siendo tu vasallo, reconociendo la fuerza de tu reinado sobre mí, sabiéndome tuyo de todas las formas posibles, y también de las imposibles, tuyo hasta ahora y siempre, tuyo en palabra, obra y pensamiento, tuyo cada vez que veo y veo tus senos, tus pezones, tus piernas, tus pompis, tu sexo, mientras escondido me masturbo mirándote e imaginándote y soñándote por las mañana mientras todos duermen, tuyo cada vez que hacemos en amor en el bosque y tu voz me excita hasta la dura erección y me masturbo oyendo tus quejidos escondido entre los arbustos, porque así hemos ido consumando nuestro amor Amar deseo, sé que has borrado mi careta, que has negado haber sido desvirgada y poseída por ese falo de engaño, sé que mi nombre te repugna cuando recuerdas su falsedad y su asedio, pero también sé que vivo allá en el fondo de tus entrañas de hembra, en el laberinto oscuro y secreto de tus instintos, y lo sé porque tú también vives y reinas como siempre y para siempre aquí en el fondo de mis vísceras de macho, en el laberinto sombrío y pervertido de mis instintos, y ambos sabemos que eso no podemos evitarlo porque quedo sellado definitivamente ese ocho de enero del años dos mil nueve.
Tu Amo y Señor, y tu vasallo,
Raúl

1º de noviembre de 2012

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