sábado, 14 de septiembre de 2013

Cartas desde mi infierno (63)



Hace ya más de un año conocí vía mail y a través de una amiga poetisa con la que tuve una larga relación erótico-literaria, aunque nunca nos hemos conocido en persona, a una damita travestí, aunque a ella le gusta definirse como “shemale”. Al poco me envió fotos de ella; madura, de muy hermoso cuerpo, muy sexual y sensual, aunque de rostro más bien feo, pero con esa fealdad especial que poseen algunas mujeres que las hace más excitantes, en mi opinión. Como que tiene “cara de calientes”. Se hace llamar Alondra. Bien, por ahí le escribí un poema que publique en mi blog de Travas, lo que le agradó mucho. Pasó el tiempo y finalmente me invitó a su casa donde vive sola ya que es separada. Un día me decidí y fui a visitarla. Habíamos quedado de que yo llegaría a las 18:30, pero ella se atrasó, así que debí esperarla media hora en un parque cercano porque quería travestirse y esperarme completamente vestida de dama. Alas 19:00 me llamo al celular y me dijo que fuera a su casa, que estaba la puerta entornada y que entra y la esperar en la sala mientras terminaba de arreglarse. Entre y me senté a esperarla en la sala, media hora más! Hasta que apareció, uau!!, vestida con bragas chiquititas, botas hasta la rodilla de tacón fino y alto, medias caladas (de red), y un ‘blusa’ de red con trama bastante abierta que le llegaba hasta medio muslo. Sus pezones rosados  y pequeños salían por entre la red, sus pechos eran pequeños, nubiles como de adolescente. La piel muy suave y pálida, sensual. Muy maquillada, peluca de pelo miel oscuro con visos mas claros, muy largo, hasta la cintura, aros y pulseras vistosas. Tenía la piel de una mujer de 30 años y una cara de bastante más años. Yo estaba un poco nervioso, no mucho, sobretodo porque no sabía hasta donde iba a llegar la cita. Aunque mi idea era máximo llegar a una masturbación, mutua o no, o algo así. Conversamos mucho, me contó de su vida, de sus inicios, algunas experiencias picantes, con otras damas travas, y algunos varones también. Me dijo que solo había tenido dos hombres estables en su vida, comenzó a salir del closet cuando se separó, unos 5 o 6 años o poco más. Igual ahora lleva una vida doble, es un varón formal en sociedad y entre sus amistades de trabajo o sociales. Solo se viste en casa, y rara vez sale de noche así con otras travas. Le encanta sacarse fotos!!, ese es su vicio, ya sea que le tomen otras amigas o amigos, o generalmente se las toma ella misma. Tiene un gran guardarropa femenino, pero casi solo de ropa sexy, interior, bragas, sostenes, colaless, bodys, etc. Y tacones y botas. Tiene cientos de fotos! Por ahí me contó de un tipo que fue a verla y después de conversar varias horas, miro el reloj y le dijo que tenia que irse, lo sentí como un mensaje, también me contó que buscaba un hombre para compartir mas tiempo, los fines de semana o algo así, y que ella andaría siempre vestida así, semidesnuda y sexy para ese hombre. Yo, a todo esto no estaba excitado, y ya había decidido que no haría nada, a lo más si ella me ofrecía una mamada. Bien, después de conversar largo, trajo su computador y comenzó a mostrarme sus fotos, primero semidesnuda en muchas poses con distintos atuendos, la mayoría mostrando sus nalgas que sabe que son lo mejor que posee. Y después me mostró su álbum “cochino”, uff!! fotos semidesnuda, desnuda, con otras travas en poses eróticas, algunas con un hombre joven en un trío con otra trava, en algunas mamando la verga del tipo, etc. etc., y muchas de ella con su verga parada, o algunas con su pene flácido, tiene una verga gruesa, gorda, mas bien larga, con prepucio largo. Viendo estas fotos tuve algunas erecciones. Sobretodo porque ella estaba a mi lado comentando cada foto. De pronto miré la hora y ya era tardísimo!, así le dije que debía irme pues la cita no había sido planificada, pero que debíamos repetirla, ahora yo conocidos y con más confianza. Eso fue todo. Creo que si volvemos a encontrarnos de seguro pasara algo. Yo creo que ella intentó seducirme con sus fotos, esperaba que me calentara viéndolas, lo que sí sucedió, pero me falto tiempo y más confianza. Pasó un tiempo sin que Alondra volviera a escribirme ni contactarme, seguro desilusionada porque ese día no intente seducirla ni nada, pero yo sabía que era recuperable, solo me faltaba decisión y calentura! Y para ser franco, no me llamaba la atención volver a verla. No me excitaba la idea, es que no me veía en una trama sexual con ella, más bien veía complicaciones, pues ella busca una relación más sentimental y yo busco sexo puro.

El Vizconde acobardado

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