Querida Casandra, muy mía, no me guardaré nada, porque
sé que en ti esta la complicidad y comprensión que necesito para expresar mis
deseos que siempre están pugnando por salir a la luz para encontrar la paz del
alma y la tranquilidad del cuerpo. Llueve intensamente, me levanté temprano
como siempre y me sentía caliente, sentía esa necesidad o pulsión de
masturbarme. Como siempre lo hago entré a una web porno a la que soy muy
asiduo, y en la que hay todo tipo de videos sexuales, parejas, gays, masturbaciones,
etc., en todas las variantes posibles. Como te he relatado en alguna cartas anterior
comencé a buscar algún video que me excitara, que cumpliera con mis fantasías.
No suelo ver pornografía gay pues no me atrae ni calienta mayormente, pero si a
veces veo machos pajeándose, y dependiendo de sus vergas me masturbo
mirándolos. Vi varios videos de parejas con mujeres muy gordas, y de mujeres
mexicanas maduras, morenas, macizas, de aspecto vulgar, pero no encontraba lo
que necesitaba. Hasta que vi a un macho maduro y muy gordo y pálido pajeándose,
y me calentó porque recordé una de mis fantasías más recurrente y que como te
conté he intentado cumplir sin éxito; estar con otro hombre, ambos desnudos
masturbándonos frente a frente. Solo eso, ver a otro macho pajearse al igual
que yo. Nada de pene-traciones, ni sexo oral, ni siquiera tocarnos. Tampoco un
travestí vestido de mujer, simplemente un macho caliente y pajero como yo.
Entonces busqué en la web un video en el que se cumpliera la visión que poseo
de mi fantasía. Y encontré uno perfecto. Un macho cuarentón mas bien gordo,
totalmente lampiño, lo que le da cierto morbo a su cuerpo, incluso calvo, con
una hermosa pichula, larga, gruesa, algo curva, muy cabezona, con las bolas sin
un pelito, grandes y rosaditas. Estaba sentado desnudo de frente a la cámara en
una silla con apoya brazos, pajeándose con mucho placer. Sin mirar la cámara,
se tomaba y acariciaba sus testículos, echaba la cabeza hacia atrás por el
goce, se acariciaba sus tetillas sensualmente, abría y cerraba sus piernas, se
notaba que estaba gozando intensamente la paja. Las mejillas las tenía
ruborizadas y el rostro serio. Al final eyacula y saltan algunos pequeños
chijetes de semen, la verga no estaba totalmente erecta, pero con suficiente
rigidez. Luego de acabar se estruja el pico voluptuosamente, haciendo
ostentación de su tamaño, en esos momentos su pichula se ve imponente, y para
terminara se da unos golpecitos en el vientre con su verga que le llega hasta
el ombligo. El video dura poco más de dos minutos. Así que comencé a
masturbarme mirando e imaginándome ahí, frente a él, yo también desnudo,
sentado en una silla pajeándome, fue una paja muy rica, intensa, gozadora, con
mi vista clavada en ese miembro delicioso hasta que eyaculé dejando salir una
buena cantidad de semen. Luego de descansar y relajarme unos minutos me puse a
escribirte esta carta, mientras sigue lloviendo en el jardín de las rosas.
Tu Vizconde fálico.
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