viernes, 31 de mayo de 2013

Cartas desde el purgatorio (2)


“Obviamente, esto le pasaba a Freud, que escribió que cuando era niño una vez tuvo una reacción erótica al ver a su madre desvistiéndose”.¿Cómo trabaja la mente?, Steven Pinker, 1997.

De esos años de iniciación tengo un pervertido recuerdo con mi abuela, yo tenía unos doce o trece años y ya sabía masturbarme. Ella arrendaba una pequeña pieza el fondo de una casa mas grande que se arrendaba a otras personas. Y durante un tiempo esa casa estuvo sin arrendatarios así que para que mi abuela no durmiera sola yo debí  ir a quedar a dormir con ella para acompañarla. Ella tendría unos 65 años y era viuda desde hacia muchos años. Dormíamos en la misma cama, que no era muy grande, pero ella para la cabecera y yo hacia los pies. Y una noche desperté a media noche, ella dormía, sentí que mis pies estaban entre sus piernas o algo así y me excite mucho, así que comencé a masturbarme ahí mismo solo con mis dedos en mi verga, muy quieto hasta que acabé... el semen lo echaba en mi mano. La noche siguiente esperé que se durmiera y comencé a hacer lo mismo... pero esta vez moviendo mis pies hacia sus piernas muy sigilosamente... y masturbándome. No sé si ella se daba cuenta no, si aparentaba dormir o realmente no despertaba con mis roces y movimientos, no me di cuenta... yo lo hacia todo muy cuidadosamente. Hasta que una noche, seguramente incitado por mi calentura, metí uno de mi pies en su vulva, sentí sus vellos, su sexo estaba cerrado pero lo sentí muy bien... y me masturbé muy rico. Ahora que recuerdo, también cuando se acostaba yo me hacia el dormido y miraba sus pechos... eso de meter mi pie en su sexo lo hice varias veces..., quizás en un a de aquellas ocasiones ella debió despertarse pero nunca me dijo nada, ni se movía... todo esto duró como 15 días. Después de esos días, no paso nada nunca  más, mi relación de respeto filial con ella siguió igual que siempre. Pero he aquí una confidencia especial, que me avergüenza y que de seguro me marcó en toda mi vida sexual. Fue cuando tenia como 12 o 13 años, nuestra casa era de madera y había una rendija hacia el dormitorio de mis padres, bueno, nunca los vi en el acto sexual pero miraba a mi madre cuando se desvestía..., siempre lo hacia sentada en la cama así que yo solo veía sus seno, esa imagen me ha perseguido para siempre, eran grandes de pezones muy oscuros y grandes..., siempre me masturbaba mientras la miraba, era un vicio incontrolable. Pero durante el día no sentía nada más hacia ella, como que mi mente bloqueaba esas vivencias. Solo pude escapar de eso cuando se cambio la distribución de las piezas, fueron casi dos años en eso.

Tu amado Vizconde, en confesión

jueves, 30 de mayo de 2013

Cartas desde el purgatorio (1)




“Cuando a la masturbación siempre añadimos las mismas imágenes mentales para alcanzar el placer podemos caer en lo que llamamos fijaciones sin las cuales en placer sería inalcanzable. A menudo se inician en la adolescencia y pueden mantenerse fijas durante toda la existencia del individuo”. La sexualidad en el adolescente, Gloria Marsellach.


Mi Casandra, toda mía, he releído nuestro chat de la mañana y he sentido tu presencia acá a mi lado, he palpado tu comprensión y tu sabiduría. Cuanta razón tienes cuando me dices que mi niñez es el problema, es muy cierto amada, allí está el inicio de mi sexualidad, las primeras chispas del terrible fuego que me ha consumido a lo largo de mi vida y que aun me sigue consumiendo. Pero el inicio mismo no fue espiando a través de hendiduras o puertas, esa fue una etapa posterior. Mis primeras erecciones comenzaron como a los once años, recuerdo incluso como fueron. En mi casa no había baño con agua caliente, así que en invierno me iba a bañar donde una tía, ella tendría poco mas de 40 años era casada pero no tenia hijos. Como ella me bañaba desde chico, estaba acostumbrada a jabonarme y bañarme ella misma. Pero ese día mientras ella me jabonaba los genitales se me paró el pene, recuerdo que dijo algo como que ya era tiempo de que me bañara solo!, a mi me dio vergüenza sin saber porque… en ese tiempo yo aun no sabia nada de sexo. Poco tiempo después por un viaje de mi tío debí ir a quedarme en su casa para acompañarla, recuerdo muy vivamente que en la noche yo ya estaba acostado y ella comenzó a desnudarse delante mío, pienso que sin intención sino que me veía como un niño todavía. Tengo la imagen de ella en calzones y sostén rosados y yo muy excitado mirando, con mi miembro erecto bajo las sabanas. No paso nada, pero el recuerdo aun lo tengo muy claro. Poco después ya en el inicio de mi pubertad comencé a masturbarme, como a los doce años, después que vi hacerse la paja a unos compañeros en los baños de la escuela. Eso despertó mi curiosidad y después en el baño de mi casa comencé a tocarme mi pichulita tal como lo hacían esos compañeros hasta que eyaculé. Fue una sensación extraña, distinta a todo y muy placentera. La experiencia me gustó mucho y me envicié. Comencé a masturbarme todos los días, me calentaba mirando revistas con mujeres desnudas o imágenes con algo de contenido sexual de las figuras de enciclopedias o por ultimo solo imaginando escenas de sexo, hasta me excitaba ver a los perros callejeros copulando. Así llegué a masturbarme dos y hasta tres veces en el día.

Tu esposo Vizconde, en confesión


miércoles, 29 de mayo de 2013

Cartas desde el paraíso (10)


TALAMO NUPCIAL

“El nombre de una mujer me delata.
Me duele una mujer en todo el cuerpo.”
El Amenazado. Jorge Luis Borges.

Casandra mía, Casandra de Vizconde, amada Vizcondesa de Vizconde, novia adorada, cónyuge respetada, dueña de mis días por venir, dulce Señora de mi Amar y de todos los territorios de mi vivir, Dama comprensiva de mis virtudes, defectos, quebrantos y talentos, poderosa Patrona de mis secretos, depositaria de mis instintos, poseedora de la llave de mis laberintos, consorte en el reinado de todos mis reinos, digna doncella y sumisa esclava, única mujer-hembra-madre-amante, amada y fiel esposa en la sublime consagración de nuestro Amar. Todo eso eres en mí, y más, porque te declaré única e irremplazable, porque me sumergí en ti para no volver a salir y anidar hasta el fin de los días entre tus brazos, tú eres ahora y en más la única receptora de mi amor, mis deseos, mis turbulentas necesidades y mis pervertidas e inofensivas ansiedades. Pero todo sucede en mí como un todo, desde lo más tierno de mi Amar hasta lo más morboso de mis deseos, todo va hacia ti, y los planos se confunden, se anudan o entrelazan, se unen y fluyen por un solo cauce, así cuando hacemos el amor yo inicio esa maravillosa comunión como el tierno esposo que te besa, acaricia tu pelo y tu rostro, te susurra requiebros de amor en tu oído y te ama con la honda intensidad del Amar, y luego continuo escurriendo a besos, lamidos y caricias por tu cuerpo, y el esposo se convierte en rendido amante y tú en mujer amante, y viene el torrente desbocado de la excitación y somos macho y hembra en total consumación, y en la locura final de los deseos ilimitados e instintivos eres mi esclava y mi doncella y yo tu Amo y Señor, y me vuelvo bebé, niño, potro, y tú en madre, cómplice y potranca, hasta que traspasamos todos los limites y llegamos a ser un solo ser, y nuestros sexos se mezclan y unifican y cambian y ya no sabemos quien es macho quien es hembra porque solos sabemos que nos amamos más allá de nosotros mismos y buscamos el mismo goce del alma y del cuerpo porque el Amar nos ilumina. Y en todo momento nos sentimos en un ámbito de pureza, de respeto, de ternura y entrega, y ahí ya no hay barreras, y todo es parte de la divina consumación de nuestro Amar. Casandra de Vizconde, amada mía, siempre soy uno solo ante ti, pues soy el que te ama.

Tu Vizconde, dueño de ti.

martes, 28 de mayo de 2013

Cartas desde el paraíso (9)


CARTA SOBRE LAS CARTAS

“El poder de la palabra que conmueve al cuerpo hace que la historia, el contexto en el que se desarrolla, las ideas que plantea, penetren muy profundamente, quedando prendadas al lector, que se identifica o distancia de la intimidad expuesta, pero que nunca permanece indiferente; hasta el punto en que a veces se ve movilizado a apartar las manos del libro y los ojos de la lectura para no volver a retomarla nunca más o para satisfacer la necesidades y deseos de su cuerpo que late”. Literatura erótica: Palabras que encienden. Natalia Ferretti.

Casandra, te escribo estas cartas con fervor, con entrega total, abierto como las ultimas flores del verano, incluido en los tiernos pliegues del Amar como un parásito que usufructa de sus bendiciones, de sus comprensiones y de sus complicidades implícitas. No sé aun si me lees con atención o curiosidad, o me lees entrelineas solo por saber que cuento y hasta donde he traspasado los limites, o ya no me lees después de la primera o segunda carta. No lo sé. A veces tu silencio sobre el tema, o la ausencia absoluta de comentarios me hace pensar que ni siquiera abres estas cartas. O también pienso a veces que me lees interesada en mis pecados para conocer más de los oscuros secretos del objeto de tu Amar, y que ese silencio tuyo es por vergüenza o pudor de reconocerlo, porque me ves pecador y tu no quieres pecar. No lo sé. Y no me importa, te las escribo soñando que me leerás, que mis palabras arderán en tus ojos y en tu cuerpo incendiándote del mismo fuego con que son escritas. Y saber, creer, soñar que leerás cada palabra que escribo me excita, suponer que tu imaginación reconstruirá cada escena con detalle, que tu piel sentirá la intensidad de las sensaciones que van esparciéndose en las frases que vas leyendo, que tu cuerpo se estremecerá al sentir en vaho ardiente de mi aliento en tu oído al susurrarte estas confesiones despacito para que nadie más las escuche. Me gusta conjeturar que allá en el fondo de tu ser, bajo todos tus recatos y rectitudes de tu vivir, me entiendes, me comprendes, me aceptas, y de alguna manera mágica compartes mis morbosas fantasías y te gustaría decírmelo, hacerme sentir que mis cartas fluyen por tu cuerpo de hembra mía y que cuando me lees te imaginas ahí, a mi lado, induciéndome, incitándome, orientándome en esos tortuosos senderos del deseo con tu sabiduría y tu madurez para que no cruce fronteras sin retorno o no vaya mas allá de lo realmente prohibido. Y es que hay una morbosidad distinta, más pura e intensa en soñar que me lees, que incluso llegas a disfrutar la lectura como yo la escritura de esas misivas que te envío desde mi solitario infierno y desde mi paraíso en ti. Y te seguiré escribiendo aunque no me leas pero soñando que me lees porque así es el Amar que me ensañaste, lleno de fe en lo imposible.
Tu Valmon, esperándote.


lunes, 27 de mayo de 2013

Cartas desde mi infierno (22)


YO PECADOR

“Y sin que me rogara, se la empecé a chupar y a sobar al mismo instante... Estaba como loca mamándosela y él respiraba intensamente... Yo no podía parar de chupársela y quería acomodármela toda dentro de mi boca... Pero no me cupía... Y se la sobaba fuerte y lo observaba...”. Anonima.

No sé porque amanecí excitado, quizás por que van varios días sin complacerme a través de la masturbación. El fuego que me devora ardía en mí como una alta hoguera trepidante. La tentación obscena hervía en mis venas punzando la carne débil y cegando la rendida voluntad. De manera que fui a mi colección secreta de vergas, es un blog clandestino al que solo yo puede acceder y donde he ido posteando ordenadamente las imágenes de falos de mi gusto que tenía desperdigadas en vario correos. Mi demonio interior solo quería verlas, vivir a través de la visión pecadora esos “sentires especiales”, esas fantasías fálicas que prometen extraños goces físicos que jamás se consumarán. Primero me dediqué a subir al blog más vergas que tenia archivadas en un muy antiguo correo, fueron dieciséis, con esos falos la colección ya tiene cincuenta y ochos pichulas seleccionadas según mi equivoco y pervertido gusto fálico. Luego las fui mirando todas una a una, repasándolas una y otra vez con ojos de macho-hembra, buscando sus pequeños detalles eróticos, buscando la característica; forma, tamaño, actitud, dureza y blandura, grosor, largo de prepucio, diseño de sus venitas, color del glande, etc., etc., que me hicieron seleccionarla, que me atrajeron más que otras, que me despertaron morbosas intensidades. Ahí estaban esas mentulas imponentes o tiernuchas, curvas o rectas como lanzas carnales, gruesas y duras, o blandas y fláccidas, en descanso amodorrado o en majestosa erección, de machos jóvenes o maduros, su entorno depilado y con esos vellos oscuros y enredados, con sus balanos completamente afuera o escondidos en la intima carnalidad del prepucio, alguna dejando salir un amarillo y cristalina chorro de orina, otra con el semen escurriendo hacia abajo en un delgado hilo denso y lechoso, hermosas pichulas de machos rubios, morenos, pelirrojos, incluso alguna de un erecto macho negro, todas con sus bolas depiladas o peludas, grandes o pequeñas, sosteniendo esos soberbios falos, todas ahí para mi oscuro disfrute secreto. Lentamente fui seleccionando las que más me gustaban, y luego seleccionando entre ellas las que más me calentaban, hasta que entre estas elegí la que en ese momento de fálica calentura me excitaba más. Fue la numero cincuenta. Extrañamente no es una verga erecta ni a medio erectar, es una verga en tranquilo reposo, completamente depilada, pubis y testículos, no es muy grande, diría que es bastante común, normal, lo que me hizo elegirla fue su prepucio, muy largo, cubriendo completamente el glande, incluso se extiende mas allá de el, por lo que no se ve ni siquiera el meato urinario, como que sobra un poquito de esa carnalidad tierna de forrito. A lo largo de su lado superior se ve una vena recta, gruesa, prominente, y en la mitad se observa un pequeño enjambre de varias venitas delgadas como raíces. Las bolas son pequeñas, poco llamativas. El glande es prominente y su forma se adivina muy bien bajo el prepucio que lo oculta tiernamente. Y el prepucio, delicia de mis fantasías, delicada capucha, blandita piel erótica,  es como una pequeña boquita que se alarga más allá del glande en un cono de suave carne que susurra incitante una “o”. Y ahí se quedan mis ojos atrapados, en ese alargamiento de tierna carne arrugada, y mi fantasía se me escapa a campo traviesa y me imagino con ese pedacito de prepucio sobrante apresado en mis labios, estirándolo, alargándolo en un caliente y desvergonzado juego fálico. Siento su textura blanda y carnal en mis labios, y en mi loca fantasía sé que es el inicio de algo más, que luego apresare el glande en mi boca, que descorreré lentamente el prepucio con mis dedos y comenzare a mamar enloquecido esa verga fláccida hasta sentir que su dureza me atraganta, me llena la boca de deseos, y me arrastra a continuar succionado hasta la misma eyaculación. Pero mi fantasía se detiene justo un instante antes, cierro las imágenes y comienzo a escribir avergonzado esta confesión.

Tu Vizconde encendido. 

sábado, 25 de mayo de 2013

Cartas desde el paraíso (8)


ANOCHE

“La fantasía es una formación intermedia entre el nivel inconciente propiamente dicho y el nivel preconciente y puede ser considerada como el escenario del deseo”. El Complejo de Edipo, Carlos Sopena.

También yo amada Casandra, también te extraño en mis noches de fuego, en mis madrugadas solitarias, en los atardeceres cuando me viene la dulce nostalgia de ti, de la caricia de tus manos y los besos que inundan mi boca de ti, extraño el vuelo tibio de tus palomas desnudas y el roce en mis labios incestuosos de tus tetes punzantes, también te extraño niña mía de la verde grama donde te imagino cabalgando desnuda con tu hermoso pelo ondeando al viento, extraños tus ojos coquetos y tu risa que me viene como una intima primavera. Anoche llegué a ti mientras dormías, me acerqué silenciosamente a tu lecho, escuché tu respiración tranquila, olí tu perfume de mujer como una brisa de bosque y de mar, y me introduje despacito a tu lado, me apegué a ti lentamente hasta que tu cuerpo y el mío se acoplaron formando un solo ser bajo la tibieza de las sabanas, me quedé quieto respirando apenas, sintiendo como tu calor de hembra-madre me iba invadiendo, envolviendo, abrazando con la ternura del Amar, de a poquito acerqué mis labios a tu hombro desnudo y lo besé muchas veces saboreando la palidez de tu piel, suspiraste como si también tú me soñaras besando tu hombro desnudo, una de mis manos acaricio la curva sensual de tu cadera y la otra atrapó dulcemente una de tus palomas, suspiré extasiado de poseer tu intensa cercanía. Y en la placentera penumbra de tu cuarto volví a habitar el útero materno, allí en ti acurrucado junto a tu cuerpo y en ese inquietante ensamble de nuestros cuerpos que se traslapaban entre la realidad y el sueño mecidos por el amor que destilaba la noche sin necesidad de esperar la claridad de la luna para iluminar a la madre-hembra y al hijo macho consumando en ese abrazo incestuoso la plenitud del Amar prohibido y secreto. Y fue como un volver a nacer ahora desde ti madre-amante, y me deslicé desde el cobijo amoroso de tu cálida matriz por la humedad sexual de tu vagina hasta la humedad erótica de tu vulva, y ahí renací como un potro erecto para subir a tus senos y prenderme a tus pezones sediento y hambriento para siempre de ti. Nunca te olvido, habitas en mí como un suave musgo sobre un muro solitario, siempre estoy ahí en todos los espejos y en todos los sueños mis manos recorren tu cuerpo incendiándolo. Sigues en mí, sigo en ti, estoy ahí en ese dedito de besas y que yo siento acá en mi ídolo, siento el tibio roce de tus labios, el fuego y la humedad de tu aliento, y en mi oculta erección se consuma mi Amar por ti, eterno y agradecido.

Tu Vizconde.

viernes, 24 de mayo de 2013

Cartas desde el paraíso (7)


HOY, ANTE TUS IMAGENES

“La masturbación es un acto de redescubrimiento; los pequeños obtienen placer activo en la auto-exploración y el contacto, sólo posteriormente sienten culpas o inhibiciones al respecto. Nos permite aprender acerca del propio erotismo, a valorar nuestros genitales y a disfrutar de nuestra propia excitación u orgasmos. La masturbación es un abandono al propio placer; es amarse, ser autocomplaciente, soltarse física, mental y emocionalmente. Ayuda a relajarse y a aliviar tensiones sexuales, fisiológicas y psicológicas”. Anónimo.

Son las siete de la mañana, todos duermen, me siento con mi café y mis cigarrillos frente a la pantalla y abro el correo, y ahí estas tú, hermosa y excitante en las seis imágenes que me has enviado ayer y hoy, las observo con deleite, en detalle, una a una, mis manos y mis labios y mi lengua las recorren, las palpan, las acarician, las tocan, las besan, mi lengua lamen ciertos rincones, ciertas protuberancias, mis ojos las devoran con el embeleso insaciable de mis deseos, mi pichulita se mueve involuntariamente bajo el pijama, la acaricio suavemente con mi mano por encima de la tela y comience a ponerse mas durita, se despierta ante ese amanecer de tu erótica desnudez, sigo espiándote en cada imagen, buscando esos pormenores que me calientan más, los vellos ralos y olorosos, la aureola del pezón, el surco húmedo de tu vulva, mi verga se pone rígida, dura, la saco de su escondrijo y la tomo con mi mano, la siento caliente, tiesa, ansiosa del goce que sabe que vendrá, entonces inicio una suave masturbación mientras voy mirando con ojos ávidos una a una tus imágenes, en un orden voyerista; te veo con tu uniforme, formal, miro la suave y pálida piel del triangulo de tu escote, deslizo por ella mi dedo sintiendo tu tibieza amada, miro tu brazo alzado, tu mano que imagino ahora pajeando mi pichula paradita, ahora veo ese pezón protuberante bajo la transparencia del body negro y lo toco con la yema de mi dedo del corazón, siento su tacto durito y edípico, después mi mirada se dedica a la imagen de tu mano sobre tu rica teta ofreciéndome su pezón para que yo lo mame, succione, muerda, chupe como un bebé incestuoso, me quedo un momento con la vista fija en tu mano tu seno tu pezoncito y mi mano masturba más y mas rápido mi pico parado, en ese momento me grabo en video para mostrarte mi homenaje onanista a estas visiones del paraíso que me has regalado, luego contemplo la fotografía de ese rico pezón solito, ese tete de mis ansias, la puntita de mi lengua asoma entre mis labios y lo toca, recorre su aureola ensalivándola y me estremezco de un goce atávico, me convierto en un bebe hambriento pegado a la teta de su madre en un instante de incestuoso placer compartido, mi mano aprieta mi pichula para que no eyacule tan pronto, y miro fascinado la imagen de tu mano mostrándome tu vellos púbicos, tu chuchita, que contemplo arrobado y muy caliente, miro tus uñas con esas estrellitas como si cada una fuera un pequeño cielo nocturno, recorro la visión entera de ese paraíso, casi alcanzo a ver tu flor del sur, veo la zanjita cerrada de tu vulva que oculta el tesoro de tu clítoris y los rosaditos y mojados labios genitales, mi lengua se pone rígida y se inserta en ese canalito sexual abriéndolo, surcándolo, saboreando sus jugos, hasta llegar el botoncito que esta erguido por los deseos y lo punza, lo lame se revuelve en el buscando tu goce de hembra, mi mano continua pajeando mi falo ya descontrolada, y llego finalmente a la imagen delicadamente obscena que me regala la visión del tu sexo más cerca, tu vulva deseada expuesta a mi calentura de potro macho,  casi puedo ver tu florcita del sur, veo tu vulva tan cerca que hundo en ella mi lengua sorbiendo tu néctar, hurgando tu sexualidad, lamiendo ese surco del placer, y mi mano se acelera sobre mi pichula, y la pajea con loca desesperación, mi boca te nombra dos, tres, cuatro veces ya en éxtasis hasta que lanzo una jugosa y densa eyaculación que va escurriendo por mi mano, me lleno de un maravilloso goce sexual y mientras me voy relajando lentamente te nombro y te susurro en tu oído un dulce “te amo”, despacito para que solo tu me escuches, antes de salirme de esa ultima imagen veo la puntita de tu uñita como un breve sol que amanece en el paraíso que me has regalado.
Tu Valmont, muy en ti.

jueves, 23 de mayo de 2013

Cartas desde mi infierno (21)


“A lo largo de la fase fálica los hombres comienzan a experimentar sentimientos sexuales hacia sus madres; ven a sus padres como competidores y temen ser castrados, proceso que resulta en el complejo de Edipo. La obsesión en esta fase genital puede conducir a la desviación sexual o a la identificación con identidades sexuales débiles y confusas”. Sigmund Freud.


Vaga mi imaginación por un miembro en deliciosa erección, una verga dura, roja, como un ídolo fálico imponente, siente su dureza erótica, de macho, mi mano lo aferra por el tallo endurecido, imagino tocarlo con la punta de mi lengua como si fuera un botón de flor, rodearlo tiernamente con mis labios, estremecerlo en el deseo que me consume, sentir su tierna dureza en mi boca y mamarlo hasta tu orgasmo, hasta la eyaculación inevitable, el pene erecto brilla humedecido en un ámbito de luz erótica, mi mano lo toca, lo acaricia, lo masturba, está inhiesto, duro, orgulloso, cumbre de placer, túmulo de delicias, columna carnal, de suave tacto, de impúdica y ansiosa erección, enciende todas las ansias, carnal capullo en tierna espera de mi mano, de mis labios, de mi boca, descansa o acecha, quieto y delicado, delicioso en su férrea virilidad. Busca en la caricia deslizante, en la escurríente saliva, en la mano de macho que lo atrape la erección sensible y gozosa que lo lleve en un suave orgasmo a la densa y vibrante eyaculación. La mente lujuriosa juega con ese miembro erecto, potente, erguido como un mástil orgulloso, ve su piel oscura, el glande violáceo, brillante por la intensa erección, puede sentir en sus dedos pecadores la sensación del tacto de la verga, esa mezcla de dureza y suavidad a la vez, imagina como sería tomarlo con toda la mano, sentir esa musculatura vertical latiendo como un animal vivo y penetrante. Mi mano en el vientre, en la maraña oscura de una selva sedosa, una torre roja, rígida, ardiente, despierta urgida en el deseo con su altiva cúpula brillante y sus latidos anhelantes, sentí el tacto de una dureza erecta, rígida, tiesa, la tibia sensación carnal de su turgencia, de una verga punzante y su semen como una lava. Mi mano se desliza hasta la erecta virilidad anhelante, y allí se empuña la tierna columna fálica, aferra el miembro erguido haciendo aflorar la turgente cabeza, aprieta el miembro, túrgido, agrandado y reluciente como un tótem violento que surge en medio del velludo pubis, coge el ídolo de tibia carne y mármol ancestral y lo tensa, lo aprieta, lo pulsa, mi mano es ritmo, cadencia, un arriba y abajo lento e intenso sobre la carne henchida en cadencia ondulante, vaivén, mástil erectísimo, el falo es una torre carnal y sensible que se derrumba como una víbora ansiosa y se rinde a un placer insoportable. Algo tibio pero quemante, lácteo manantial surge, escurre, un íntimo fluido denso y suave, un brebaje como una miel blanca y delicada, unta. Un pene hinchado, un imponente falo febril y endurecido, desafiante, se vierte saciado en un caliente brebaje lechoso que escurre por mano quemándola en un breve infierno.

miércoles, 22 de mayo de 2013

Cartas desde el paraíso (6)



MI FLOR DE TI


"Solo mío mío mío  delicioso! te espero por la tarde, besitos en tu flor del Sur! mi amor la lengüita mía violará se comerá esa flor, muá muá”. Casandra.


Te leo y mi florcita del ser de estremece, late, se aprieta del placer que le ofrece tu lengüita, ya se siente violada, pene-trada, embebida del goce sublime de tu saliva y de la húmeda dureza tierna de esa lengua tuya lamiéndola, hundiéndose en ella como un pequeño falo, como una femenina verguita que la abusa abriéndola como una breve amapola entre los estertores del deleite prohibido. Demasiado excitado por tu inquietante mensaje acabo de ir al baño a sacar fotos de mi florcita del sur para enviártelas, pero eso más me excitó y mi ídolo de erectó sin control y solo me quedó aplacar su excitación masturbándome, mientras lo hacía recodaba tus palabras, te sentía ahí conmigo, tu dedito entre tus labios, tu lengüita lamiendo/penetrando mi ojito anal, ah! paraíso!, hasta que eyaculé muy rico, mi Casandra mía, hacía mucho tiempo, años!, que no me masturbaba así, solo, en el baño, como un adolescente vicioso, sin ver nada, solo imaginadote conmigo atrapados en ese torbellino de Amar y pasión y deseo, de alguna manera siento que fui tuyo, me poseíste regalándome un goce maravilloso. Tu lengua me invade, me calienta como una llama que arde debajo de mi piel, en mi verga, en mis testículos, entre mis nalgas, allí en mi culito virgen, en mi flor del sur que es tuya porque tu me la descubriste y la llevaste por el camino del goce, la transformaste con tu apasionada vehemencia en un delicado órgano sexual, solo para ti, tuya. Cuando tu provocativa lengüita entra en mi ano mi voluntad se deshace y me entrego a tus hermosos juegos, me doy a ti y a tus fantasías, y me conviertes en tu hembra-macho porque te siento mi macho-hembra, y soy tu puta pene-trada, y también tu potro de verga endurecida, todo por el milagro de ser tuyo y tú mía. Y todo se confunde en placer compartido del Amar que se consuma, mi pene y tu nido, mi florcita del sur y tus tetas, mis testículos y tus pezones, tu cuerpo y el mío, tu piel y la mía, y somos uno en íntima comunión. Es que tú despiertas en mí una excitación especial, distinta a todo lo que he sentido, me incitas y me inquietas, quizás porque te sé mía absolutamente, o porque sé que también para ti estas son nuevas experiencias, o porque sé que conmigo transgredes tus códigos llevada por nuestro Amar, y eso es para mi como una entrega total que me emociona y me deja enamorado de ti y atrapado en ti para siempre.

martes, 21 de mayo de 2013

Cartas desde mi infierno (20)



“La hipersexualidad se caracteriza por una frecuente estimulación visual que hace que el individuo exacerbe su natural sexualidad hasta la adicción”. Wikipedia.

Donde desaguan, donde se vierten las hirvientes aguas sexuales que fluyen en ciertos momentos por mis venas desesperadas?, como, cuando, con quien?, que hago cuando irrumpen desde los oscuros socavones de mi mente las ansias impuras e incontenibles de ver, tocar, gozar un falo duro, de sopesar con mi mano sus suaves y tibios testículos, de apretar su tallo venoso y deslizar hacia arriba y hacia abajo su tierna piel, de descorrer su prepucio para que aflore el glande rosado, de piel brillante y tersa? Ese oleaje poderoso me arrastra a las rompientes de espumas y fuertes corrientes, y me dejo llevar incontinente por esas turbiedades, y como un zombi o un sonámbulo sin voluntad, solo llevado por su instinto más primario. Entonces entró en mis escondidos archivos de imágenes fálicas y con un disfrute sibarita, místico, gozador voy viendo uno a uno esos orgullosos miembros viriles previa y pacientemente seleccionados, los repaso visualmente un a uno en un deleite que hace erectar lentamente mi propia verga bajo el pantalón, hasta que elijo uno, y lo pongo en la pantalla completa. Es un miembro grande, no demasiado grueso, algo arqueado hacia arriba, está muy erecto, el prepucio un poquito arrebujado bajo la corona del glande que se presenta de un sensual rosado carnal, reluciente, con su delicada cubierta tensa por la potente erección, el tronco de piel un poco más oscura con sus venas sobresalientes por la intensa presión interna. Lo recorro con la mirada una y otra vez, observando sus mínimos detalles, los pequeños granitos en el borde inferior del balano, la trama de las venitas que suben por esa méntula majestuosa, el meato con sus breves labios, la textura del tronco, del prepucio y del glande. Todo sucede en un espacio tiempo ubicado entre la realidad y la fantasía, mis ojos-manos tocan ese falo como con temor, como algo prohibido, lo acarician suavemente para sentir su tersa superficie carnal, lo tomo y aprieto sintiendo su fuerza, su latido vital, me estremezco ante su dureza punzante, pene-trante, mi lengua lame mis labios imaginando como será ensalivar esa glande delicioso, mi florcita del sur late miedosa y deseosa a la vez ante la vívida visión-sensación de sentir ese mástil de carne endurecida punzándola, desflorándola, pene-trándola, violentándola hasta el grito de dolor-placer, abusándola hasta romperla-herirla en su viril virginidad, violándola y sifoneándola hasta verter en ella esa lava ardiente de su semen que se derrama y escurre por entre mis nalgas consumando mi obscena fantasía.

lunes, 20 de mayo de 2013

Cartas desde mi infierno (19)



TENTACIONES

“El pene: órgano sexual masculino y principal obsesión del hombre”. Eleonora Castelli.

Desde aquella ocasión del trío con mi amiga y su pareja, más de diez años atrás, no he vuelto a dejar salir mis encarcelados demonios, aunque la tentaciones han estado siempre rodando, persiguiéndome como una jauría de monstruosas vergas que rondan mis deseos ocultos, contenidos solo por mi voluntad, o porque mis ansias experimentadoras duermen saciadas por mi vicioso onanismo solitario. Un par de años después de esa experiencia, incitado por el recuerdo vívido del grueso miembro del amigo de mi amiga, un viaje de trabajo a la ciudad donde vivía Juanito traté de ubicarlo para repetir aquel juego fálíco, pero no pude ubicarlo. Ya no trabajaba en el mismo lugar y había cambiado de teléfono. En todo caso no insistí en su búsqueda porque mi deseo se enfrentaba a mi razón y el temor de abrir una puerta a lo gay me contuvo. Pasaron los años y de a poco fui descubriendo que podía satisfacer esos instintos fálicos a través de Internet, virtualmente, sin exponerme a infecciones ni amistades peligrosas. Así fui formando mi secreta colección de falos, alucinado por sus tamaños y grosores y formas, de vez en cuando me masturbaba mirándolos extasiados en su imponentes erecciones, o viendo videos de masturbaciones en primer plano, en que no se viera el rostro del macho, si no solo su verga y su mano. Otras veces jugaba a ser Linda la ninfómana y engañaba a hombres en Internet haciendo que me enviarán fotografías o videos de sus vergas a cambio de fotos de la falsa Linda, llegué a tener una buena colección de esos trofeos. También contacté anónimamente tres o cuatro hombres gay, maduros, `para ver si llegaba algo más con ellos, pero confirmé definitivamente que no me atraía la idea de las relaciones homosexuales. Todo siguió así por varios años, hasta que en enero de este año se me presentaros al mismo tiempo dos nuevas tentaciones insertas en la más pura realidad. La primera fue la posibilidad de intimar con un travestí madura, de closet, es decir que solo se viste de mujer en la intimidad, se llama Patricia Alondra. Y la segunda fue la incitación de una antigua amiga, también madura, Mariale, a participar en un trío con su pareja. Anduve varios días indeciso, con una lucha interior entre los demonios de los deseos fálicos y la conciencia de que podía resultar peligroso abrir otra vez esa puerta que ya creía clausurada y sellada para siempre. A Patricia Alondra la conocía personalmente porque la había visitado en su casa una vez, y no me había excitado, no me atrajo ni me despertó los deseos, así que en esa ocasión no paso nada, solo una grata conversación. Con Mariale habíamos tenido sexo dos o tres veces, y después nos alejamos amistosamente, con ella, antes de llegar a tener relaciones físicas, en el inicio de mi obsesión fálica y por mail jugábamos un ambiguo juego fálico en el que yo le enviaba fotos de penes y ella iba eligiendo los que más le gustaban y me explicaba el porqué, eso me excitaba mucho y creo que a ella también. Después de pensarlo mucho, y por las experiencias anteriores con Patricia Alondra y con Mariale decidí que no, que me era mas tranquilo y relajado saciar mis escabrosos instintos fálicos en la solitaria intimidad virtual. Había vencido las tentaciones.

domingo, 19 de mayo de 2013

Cartas desde el paraíso (5)



AGRADECIDO

Casandra, Casandra, (mi Casandra), sí, ciertamente desahogo mis ansias en tu sentir como en un ánfora de incienso sanador, quizás abuso de tu Amar en secreto, pero en ti al fin he encontrado esa liberación que necesitaba desde hace años para derramara el obsceno contenido que acumulaban mis cloacas. Eras tú la elegida, la ungida, la que venía a darme la comprensión y la complicidad como un divinidad de Amara y Ternura. Así lo sentí y así lo creí. Tú eras la esperada que limpiaría mis culpas sin castigos si no con la infinita dulzura de tu indulgencia. También yo te amé en silencio, desde lejos, sin atreverme a acercarme a ti con mis pecados y perversiones, no me sentía digno de tu Amar puro y cristalino, no quería contaminar tu vivir aunque en mi alma burbujearan las sucias aguas de mis “sentires especiales”. Por eso nunca te enamoré, porque te respeto como persona, porque conozco tu principios morales, la rectitud de tu vivir, y creía que nunca aceptarías esas oscuras ansias que me habitan. Y sobretodo porque me sentía en ti y te sentía en mí, porque el Amar florecía entre nosotros sin necesidad de expresarlo, ambos lo sentíamos con toda la intensidad posible. Por eso mi alegría y tranquilidad cuando tú me hostigaste deliciosamente, lentamente, abriendo los arcones de mis instintos, dulcemente y apasionadamente a la vez, con la llave maravillosa del infinito Amar. Y pude sentirme liberado, y sentir el Amar más allá de los obscenos deseos, y entregarme a ti con toda mi soledad contenida por años. No eres culpable de nada, entre tu y yo no pueden haber fracasos ni derrotas, solo tristeza por las ausencias. También tú vivirás en mí alma y mi cuerpo como un hermoso espejismo que un día poseí. Deberé otra vez encerrarme en mi mismo como un caracol enmudecido y desesperado, o seguir buscando un alguien que ya encontré y perdí.

sábado, 18 de mayo de 2013

Cartas desde el paraíso (4)



CONEXIÓN

“Señalemos, por último, que la expresión «mujer fálica» se utiliza a menudo, en sentido figurado, para calificar a una mujer que presenta rasgos de carácter supuestamente masculinos, por ejemplo una mujer autoritaria, pero esto sin que se sepa cuáles son exactamente los fantasmas subyacentes”. Diccionario Psicoanálisis.

Casandra, lejana amada siempre cerca, no sé si me lees, ni siquiera sé si abres estas cartas que te escribo desde mi infierno, y si las lees no sé si te asquean, te repugnan, te desagradan, o las lees con curiosidad o con la ternura y comprensión de una madre con un hijo que ha desviado su camino, no lo sé. Pero al escribirlas y mostrar ante tus ojos mis intimas y extrañas perversiones siento en mi ser esa cálida complicidad clandestina, esa tierna indulgencia que nace en el secreto de nuestro Amar, esa conexión indisoluble que nos une más allá de todo. Sé que si bien para ti esto ha de parecerte aberrante, de alguna manera tú me puedes entender y aceptar así, con mis defectos y virtudes, sin juzgarme, si no solo como observando mis raras exploraciones por las selvas del sexo. Sé que a pesar de tus desapruebos te interesa ir viendo como plasmo ante ti mi vivir. Tus breves palabras me dan esa conformidad, me confirman con dulzura que eras tú el ser ante el cual podía develar los laberintos y las cloacas por donde fluyen mis deseos. Sigo pecando, sigo inmerso en mi pervertida y anormal obsesión, sigo excitándome ante erguidos y carnales ídolos fálicos, ante sus erecciones majestuosas, no lo niego ni lo oculto ante ti, y es que no puedo evitarlo. No he podido llegar a saber el misterio de esta atracción obsesiva, no sé si es una envidia natural e instintiva por esos tamaños y grosores descomunales, o por esas erecciones tiesas, duras, potentes, en comparación con mi pene normal y quizás hasta pequeño, que ya no alcanza esas durezas orgullosas. O es un asombro atávico que nace desde lo más profundo de mi sexualidad, en esa área escondida del componente femenino que todos los machos tenemos siempre latente en el fondo de nuestro ser. O es el goce visual de oscuras e intensas sensaciones sensuales, que van más allá de lo masculino-femenino, donde los sexos se confunden en la búsqueda a como de lugar del incesante de placer físico, que por lo demás siempre he pensado que puede justificar las miserias y dolores de la vida. O por ultimo, porque un pene erecto es la mejor representación del poder masculino, machista, que se puede encontrar en la naturaleza, con su potencia pene-trante y creadora de vida asociada a las delicias del éxtasis que provoca el goce sexual. No lo sé, pero sigo explorando mis instintos para llegar a conocer este misterio y compartirlo contigo, y así consumar una vez más nuestra inalterable conexión en el Amar.

viernes, 17 de mayo de 2013

Cartas desde mi infierno (18)



“Obsesión significa asedio. Se trata de una perturbación anímica producida por una idea fija, que con tenaz persistencia asalta la mente. Este pensamiento, sentimiento o tendencia aparece en desacuerdo con el pensamiento consciente de la persona, pero persiste más allá de los esfuerzos por librarse de él”. Wikipedia.

Después seguimos la rutina de un trío normal, ella, que era una sibarita del sexo oral, nos mamó la verga a cada uno y también juntos, estas escenas nos calentaron mucho a él y a mí, también nos masturbó a cada uno por separado y después juntos una mano para cada uno, en otro momento ella me chupo la verga mientras él la penetraba, me excitaba mucho ver a mi amiga culiando, ver esa verga portentosa penetrándola, la pobre llegaba a gritar!, también la masturbé mientras ella se la mamaba. Finalmente ella me mamó hasta casi hacerme eyacular y entonces yo acabé derramando mi semen en sus tetas mientras él la culiaba encima de ella. Ahora mis comentarios personales. Yo gozaba de estas escenas y juegos con mi verga muy dura y en continua masturbación, aunque siempre suave para no acabar antes de tiempo, y obsesionado con esa verga tan gruesa y grande de él, la baronesa pujaba por salir!, aun tengo la sensación de esa dureza carnal de cuando le agarré la verga, es que era un animal portentoso, me daban entre nervios y deseos locos, aunque nunca de penetración!, en mi interior sabia que no dejaría que me penetrara, no me nacía hacerlo y también porque era demasiado grande y me dolería!, pero si reconozco que la hubiera mamado a gusto, sin hacerla acabar en mi boca, solo por sentir ese pedazote de pico en mis labios y entrando en mi boca, y sobre todo me hubiera gustado mucho lamerla junto con ella, me imaginaba nuestras lenguas húmedas encontrándose y jugando juntas sobre ese tallo grueso y erecto, también recuerdo muy bien la sensación que sentía en mi mano al correrle el forrito, lo sentía como una piel muy delicada y delgada cubriendo algo duro y de un grosor desproporcionado, uuyy!, y eso también me hubiera gustado, hacerle una pajita con mi manos hasta sacarle todo la lechecita caliente y sentir como se derramaba por mi mano, y también haber jugado a la esgrima con nuestras pichulas, sentir en la mía el roce carnal de la otra. Fue una muy rica y excitante experiencia, que no volvimos a repetir. Pero me quedo muy marcada esa sensación de tener y masturbar con mi mano ese tieso y grueso pene, y me quedó muy claro que jamás dejaría que me penetraran pues en todo ese rato nunca sentí deseos de que eso sucediera. Simplemente confirmé que no soy gay.

jueves, 16 de mayo de 2013

Cartas desde el paraíso (3)



DESDE LA OBSESIÓN

“Mientras que algunos con trastorno obsesivo-compulsivo realizan rituales compulsivos porque inexplicablemente sienten que deben, otros actúan compulsivamente a fin de mitigar la ansiedad que deriva particulares pensamientos obsesivos”. Wikipedia.

Vuelvo una y otra vez a ti, desde las cloacas de mis otros yo, porque soy el que te enseñó a sentirte mujer, el que abrió las puertas de tu cuerpo y de tus deseos contenidos, y aunque no quieras saber de ese yo mío porque te llevó todo lo tuyo desde un comienzo hasta tu inocencia de mujer. Pero debes saber que yo soy el que acumuló de los otros yo sus pecados, sus vicios y sus depravaciones, en mi habitan sus terribles y sucios demonios, yo asumo sus debilidades y sus fantasías mas pervertidas para que cada uno de ellos pueda vivir su vida formal y publica en paz consigo mismo, yo soy el que gozo de su sexualidad oculta, de mirar fotografías de mujeres y travestís e incluso machos, de ver imágenes pornográficas de todo tipo, yo soy lo mas profundo de ellos, aunque ellos actúen como si yo no existiera yo siempre salgo a la luz en sus errores, por eso siempre vuelvo a ti mi Casandra  o Anamaria de ellos, porque yo soy el que soy. Yo soy el de la obsesión por el pene, yo el que me masturbo ante la imágenes de erectos falos, de portentosas vergas, de imponentes penes, el que desliza la mirada fascinado ante esos ídolos de la virilidad, por sus gruesos troncos, sus largos prepucios, sus glandes rosados y brillantes, el que se imagina aferrando esos príapos con su mano sin que nadie lo vea y les corre su forrito arriba y abajo masturbándolos en sus locas y perturbadas visiones eróticas. En mí vierten sus sucias necesidades las máscaras de mi mismo, a mí acuden para vivir relajados y saciados, yo satisfago las perversiones del mismo cuerpo donde todos habitamos, desde el ciudadano formal hasta el sensible poeta barroco, desde esa Linda imaginaria, ninfómana y exhibicionista engañadora de machos ingenuos, hasta la Baronesa y su inquietante ambigüedad de genero, mitad hembra en su alma mitad macho en su cuerpo, en la que pene y clítoris se confunden en un solo órgano sexual, pero no gay porque no le excitan los hombres como hombre si no como oculta mujer atrapada, desde el antiguo poeta seductor de damas románticas hasta el anónimo Barón que canta su poesía a las damas travestís como si persiguiera coloridas mariposas. En fin, yo soy el siniestro monstruo de las tenebrosas profundidades del ser que lava los pecados de permite a aquellas otras máscaras que vivan en la radiante luz de la realidad.



miércoles, 15 de mayo de 2013

Cartas desde mi infierno (17)


“La cuestión del tamaño del pene ha sido objeto de debate y un componente de la fantasía masculina desde la noche de los tiempos”, Judith de Jorge.

En una de esas ella me tomo la verga y comenzó a masturbarla, así que yo comencé a masajear sus pechos con una mano y con la otra las piernas de el que estaba como hincado encima de la cama con su lengua en el sexo de ella, de a poco le masajeé a él su espalda, sus muslos, y fui acercando mi mano al animal potente que tenia entre sus piernas, hasta que muy suavemente le agarre la verga! ay!, que extraña y grata sensación, uy!, era muy grande, mi mano, que son chicas, apenas la rodeaba!, tenía el diámetro como del cilindro de cartón de un rollo de papel higiénico, yo se la tomé y mantuve mi mano ahí sin moverla casi, para ver si él la rechazaba, pero cuando vi que seguía chupando la chuchita de ella me atreví y comencé a pajearlo muy suavemente, yo estaba impresionado por el tamaño de su miembro, su grosor, su dureza, tenia la piel muy suave y delgada, o se sentía delgada en comparación con su grosor... uy!, así seguí pajeándolo despacito, uy riiico!, también le tocaba sus bolas grandes y tiernas, su pichula la sentía muy muy dura, muuyy riiica!. Tiempo después ella me contó que se la ha medido, 19 cm. de largo y 14 cm. de diámetro, y además cabezona... ayyy!!! Mientras ellos seguían en su juego, él lamiendo golosamente la chuchita y chupando sus pezones, y ella acariciándolo en la cabeza y los hombros, incitándolo a hundir mas su boca en su sexo, yo seguí un largo rato con esa rica e imponente verga en mi mano, apretándola con suavidad, corriéndole el forrito rítmicamente, como pajeándolo, pero en forma muy suave para no hacerlo acabar, porque lo sentía muy duro y muy tenso, como a punto de eyacular... uyy!!, yo estaba tan excitado por la escena y por tener ese pichulón en mi mano, que por momentos me dieron ganas de chupar esa verga tremenda..., o por ultimo de lamerla junto con mi amiga pero no se dio la ocasión y no quise apurar las cosas, ya que la idea de él era ver a mi amiga con una verga en la boca, que otro hombre se pajeara mirándolos como culiaban, y cosas así, nada entre los hombres, así que me contuve de proponer algo distinto. Al rato fueron cambiando de posición, y ella comenzó a mamarle la verga con muchas ganas, era una escena muy caliente verla a ella con esa tremenda pichula en su boca, por mas que ella trataba de chuparla entera no alcanzaba meterse la mitad dentro de su boca!, él me pidió que les sacara fotos en esa posición, lo que hice varias veces, por ahí ella me vio cerca masturbándome mientras los observaba y ella le tomo la mano y se la puso en mi pichula, él la tomó por un poco rato y la soltó, lo que me hizo pensar que no quería que pasara nada entre hombres, y yo que a esa hora ya deseaba sentir esa vergota en mi traserito, no penetrándome, nooo!!!, solo pasándola por mi surco, punzando mi florcita del sur uy!, quería mamarla, que me llenara la boca de pico duro!, ayyy!!!
(Continua)

martes, 14 de mayo de 2013

Cartas desde mi infierno (16)



“Otra fantasía que los heterosexuales nos negamos a aceptar pero también la tenemos, es el de ser mujeres, lo que no quiere decir que queramos cortarnos el pene y tener tetas, sino que nos atrae estar en su lugar, casi siempre nos imaginamos como mujeres promiscuas y ligeras de ropa (el dicho común es "si yo fuera mujer, sería bien puta"), otra vez pasivas y sumisas, disfrutando de placeres sexuales fuera de nuestro alcance”. Heterodudoso.

Hace casi diez años conocí por mail, en un grupo de citas a una mujer madura sesentona, muy simpática y sensual, intercambiamos mucha correspondencia y nos hicimos muy amigos, íntimos, ella vivía acá en Santiago y una vez nos juntamos y tuvimos relaciones, pero no cuajamos bien y no lo volvimos a hacer. Pero que seguimos siendo muy amigos, intercambiando fotos porno, mensajes eróticos y fantasías etc., una de estas fantasías compartidas era hacer un trío con un tercero o tercera. Un par de años después ella conoció a un hombre muy agradable, del sur, profesional, casado, maduro, cincuentón o poco más, formaron un pareja después de un tiempo fueron buscando nuevas experiencias, hasta que finalmente mi amiga lo convenció de hacer un trío conmigo. Ellos vivían en el sur y en uno de sus viajes acá convenimos en juntarnos. Yo arrendé un departamento por unas horas en el sector del centro y allí nos juntamos, el trato era de que yo seria inicialmente solo voyerista y les sacaría fotos, también podría masturbarme mirándolos, y ahí se iría viendo que más pasaba. El era un hombre bajo, delgado, velludo, de barba y poco pelo, muy simpático, un tanto tímido, de modales suaves con aires de profesor universitario, varonil y agradable. Una vez que ellos se fueron al dormitorio yo me desnude en el living completamente, y me acerqué a la puerta que ellos dejaron junta no cerrada, la entreabrí muy poquito y los miré en silencio, cuando me asomé sin que se dieran cuenta, ya estaban sacándose la ropa el uno al otro, yo los veía de lado, él estaba sin camisa y ella solo con la enagua, seguían besándose con muchas ganas y acariciándose por todas partes, en eso ella se agachó, le tomo la verga comenzó a chupársela, yo no alcanzaba a ver la verga, solo la veía a ella con sus manos y cara a la altura del miembro. Luego entré al dormitorio estaban los dos en la cama atravesados acariciándose eróticamente, no se daban cuenta de mi presencia, yo que entré con mi verga paradita me comencé a masturbar despacito, no para acabar si no para sentir gustito, así estuvimos un buen rato, yo después tomé la maquina y les saque algunas foto, ella me tomó la mano y la llevo a sus tetitas para que yo siguiera acariciándolas..., y también me tomo mi pichula y la masajeo un rato, yo estaba muy caliente, sentía mi verga muy erecta, y me excitaba más y más al verlos, en eso el se movió para chupar los pezones de ella, y vi su verga... uy!, era muy grande!, gruesa, rosadita, se veía dura, tensa, con su glande afuera y muy brillante, era un vergota espectacular!, como esas que se ven en las películas porno, uf!, y con unas bolas también grandes, redondas, llenitas, tenia pocos vellos púbicos, parece que se los recortaba, así que la pichula y sus testículos se veían imponentes! En ese momento me pasaron muchos deseos por mi mente, muchas locas fantasías, pero me contuve y seguí acariciándola a ella.
(Continua)

lunes, 13 de mayo de 2013

Cartas desde el paraíso (2)



“Creo que esta ultima carta incompleta por cierto, tiene muchos puntos incoherentes, es como evadir acciones lo que la hace no sentirle gusto al leerla, las otras que he leído las disfrute mas claro, leo al poeta haciendo uso de sus letras para plasmar sus experiencias 'mas reales, mas claras', no es literaria pero la encuentro muy esquivadora de acciones, quizás te emocionaste mucho y no plasmaste todo tu vivir, cuando puedas y tranquilo léela y analízala”. Casandra.

Mi amada Casandra, después de salir del delicioso sopor que me produjo el maravilloso encuentro en nuestro secreto Amar, de la embriagante sensación de haberte poseído y haberme entregado a ti, volví a leer con atención tu comentario, y siguiendo tu consejo releí mi carta Nº 14, la leí con mucha calma, como si no hubiera sido yo el que la escribió, y creo que tienes razón en que es plana, poco emocionante, solo descriptiva, quizás algo burda y sin poesía. He pensado y analizado el porqué de esto, y creo que hay dos motivos que explican esto; uno es porque lo que relato no es una experiencia netamente fálica, si no un mero trío de dos hombres con una mujer, algo bastante común en la vida sexual de los hombres, de hecho yo ya había tenido un par de experiencias anteriores de tríos similares estando con un amigo y una mujer. Y segundo es porque la verdadera experiencia fálica viene en la segunda parte, pero para que tú entendieras mejor la situación debía contarte antes esta experiencia del trío con la Sra. Georgina y Juanito. Si te fijas, prácticamente yo solo describo el pene de él, chiquito y delgado, y solo en unos momentos a pedido de ella, y yo se lo tomé y masturbé un rato tal como él a mí, pero en esos momentos no sentí nada muy especial pues yo estaba muy caliente con la situación de estar dos hombres con una mujer, y no por tocar y pajear un miembro viril. He tratado de recordar con detalle esa vivencia precisa, y la recuerdo muy bien, pero de verdad no recuerdo haber sentido algo por la verguita de Juanito. En esa época de mi vida tenía varias amigas con las que tenía sexo cuando yo lo deseara, por lo menos unas cinco, incluyendo a la misma Sra. Georgina, y aun no se me despertaba mi obsesión fálica, aunque si reconozco que desde que comencé a interesarme por la pornografía, primero en revistas y fotografías, y después en cintas de video, siempre miraba con atención las vergas que aparecían. Espero que en la próxima carta esté plasmado mejor mi vivir secreto, ya que como verás, en esa segunda experimentación está quizás el origen o inicio de mi obsesión fálica, o ahí afloró por primera vez desde el fondo de mis instintos, y fue también el despertar de ese lado femenino que todos lo hombres tienen más o menos desarrollado.

domingo, 12 de mayo de 2013

Cartas desde mi infierno (15)



“Las personas deberían probar, sí pueden, cumplir sus fantasías homoeróticas sin sentirse etiquetadas como homosexuales, pues al final de cuentas si son homosexuales y no se han dado cuenta, esa es la forma más eficaz de hacerlo, y si no lo son, así estarán más seguros de su heterosexualidad, y lo recordarán (si no tienen mente abierta) como una "loca" experiencia”. Kevin.

Esa muy grata experiencia del trío me llevo a pensar en como sería estar con otro hombre, pero no que él me penetrara sino masturbarse juntos, tal vez yo tocar su miembro, sentir la sensación de apretar en la mano otra pichula que no fuera la mía. Así que poco después comencé a pensar en una estrategia para hacerlo con él pero sin que Juanito creyera que yo era gay. Un día le dije que me había puesto de acuerdo con la Sra. Georgina para hacerlo de nuevo entre los tres, lo que era mentira, y que fuera a mi departamento a las 8 de la noche. El llegó muy puntual, yo estaba en bata pero desnudo debajo, y le dije que él también se desnudara y se pusiera otra bata mía para estar listos cuando llegara la Sra. Georgina, después comenzamos a conversar tomando unos tragos mientras esperábamos que supuestamente llegara ella. Llevé el tema de conversación al sexo, a la masturbación, como yo ya sabia, él tenía problemas matrimoniales y me contó que hacia varios meses que no pasaba nada con la señora y que lo único que hacia era masturbarse de vez en cuando. Yo le conté que a mi gustaba hacerlo aunque tuviera mujeres. Por ahí entonces le mostré mi colección de revistas porno, diciéndole que yo me masturbaba con ellas. Él comenzó a verlas y a calentarse, como yo también estaba viendo me pasó lo mismo, y como si no me diera cuenta dejé que mi verga erecta se asomara fuera de la bata. Cuando él se dio cuenta, me sonreí y me abrí la bata dejando mi verga muy parada al descubierto, y le dije que no importaba pues estábamos entre hombres, y que me imaginaba que él también la tendría dura… reconoció que sí, y entonces le dije que parecía que la Sra. Georgina ya no llegaría, que tal vez se había arrepentido. Así que le propuse que mejor nos masturbáramos juntos para no quedar calientes. Él aceptó medio avergonzado y le dije que fuéramos al dormitorio para estar más cómodos. Allí nos desnudamos y comenzamos a pajearnos cada uno por su lado en la misma cama. Como ya dije él tenia la verga muy chica y delgada, incluso le costaba echarse el forro para atrás, estuvimos un rato mirándonos cada uno el falo del otro mientras nos masturbábamos. Entonces, cuando ya estábamos bien calientes le propuse que él me masturbara a mi y yo a él, lo que acepto de inmediato. Yo le tomé su pichulita y comencé a correrle la paja, y él igual a mí… nos íbamos poniendo cada vez mas calientes, hasta que cuando lo vi bien excitado le tomé su verga y comencé a chupársela, al rato lo incité a que él me lo hiciera, y él también me mamó mi pichula. Luego ya demasiado calientes me puse en cuatro patas y le ofrecí mi florcita del sur, diciéndole que solo me lo pasara y punzara, pero sin penetrarme. En esos momentos me sentía una hembra en celo, una putita caliente, me movía para sentir mejor su pichulita durita en la entrada de mi hoyito, mientras tanto yo me masturba gozando por atrás y por delante!! Así seguimos un largo rato, luego me di vueltas y comencé a hacer lo mismo en su hoyito... pero sin penetrarlo solo pasando mi pichula entre sus nalgas y punzando en su ano. Hasta que ya demasiado calientes nos comenzamos a masturbar cada uno mirando al otro hasta que acabamos. Aun tengo la sensación de su pichula chiquitita y dura en mi mano, después en mi boca y después entre mis nalgas. Fue una masturbada muy rica, ambos estábamos muy calientes y las lechadas fueron abundantes!, de ahí él se vistió mientras conversábamos de otras cosas, de repetir el trío con Georgina, de que lo que habíamos hecho era solo cosa de calentura etc., incluso le regalé las revistas porno para que se masturbara en su casa tranquilo. Poco después debí dejar la ciudad y nunca más he vuelto a saber de él. Recuerdo que durante el desarrollo de esta experiencia realmente me sentí femenina, en el sentido que lo seduje, también recuerdo que no me dieron ganas de penetrarlo ni de que él me lo hiciera a mí, lo que me excitaba era ver sea verga parada ahí y poder tocarla..., y chuparla...!

sábado, 11 de mayo de 2013

Cartas desde mi infierno (14)



“Los estudios sociológicos calculan que un 50% de las personas NO son 100% heterosexuales. Esto significa que en algún momento han tenido experiencia, enamoramiento, fantasía, sueño o deseo homosexual”. Iñaki Lajud.

Ahora relataré la que siento como mi única experiencia total con un hombre. Fue con Juanito, un hombre casado con hijos, de unos 30 años, tímido, tranquilo y muy respetuoso. Era uno de mis ayudantes en el trabajo y nos teníamos bastante confianza a nivel personal. Cuando supo que yo estaba separado me contó de sus problemas con su esposa, que era mayor que él y bien problemática, así que terminamos hablando de mujeres y de experiencias al respecto. De a poco fuimos entrando en confianza también en estos temas. Por ese tiempo yo estaba separado y tenia 45 años, y mantenía relaciones con varias mujeres, entre ellas con la Sra. Georgina, una señora cincuentona que me cocinaba y hacia el aseo del departamento, y un día le pregunté a ella si había estado con dos hombre juntos, me dijo que nunca  lo había hecho aunque a veces se lo había imaginado, que siempre había tenido la curiosidad de saber como seria, así que se me ocurrió decirle que porque no lo hacíamos con Juanito, al que ella ya conocía, lo que después de un rato de convencimiento acepto. Así que converse con Juanito si se atrevía a la experiencia, insistiéndole que la idea era culiarse a Georgina entre los dos y nada mas, que nosotros ni nos tocaríamos, lo que aceptó de inmediato. Lo que llevamos a cabo a los pocos días. El trío funciono muy bien, y gozamos ambos de ella sin problemas. El se comporto muy tímido al principio pero una vez excitado disfruto de la situación. Tomamos unos tragos, conversando y echando bromas en doble sentido para entrar en confianza y cuando nos desnudamos bromeamos riéndonos de Juanito que tenía su verga lacia porque estaba nervioso, en cambio a mí ya se me había parado de antes. Georgina se acerco a él y le tomo la pichula con sus manos y se la empezó a acariciar. Juan se comenzó a excitar mas y mas hasta que su miembro se puso tieso, muy erecto y brillante, se notaba que hacia tiempo que no culiaba. Lo tenia muy chico, corto y delgado, como la de un joven de 15 o 16 años. Después Georgina me comentó que nunca había visto una verga tan chiquitita en un hombre adulto. Finalmente ambos por separado tuvimos sexo con ella, primero él mientras yo me masturbaba mirándolos, y se notó que gozo mucho porque emitía unos quejidos muy fuertes…! Luego, yo aun sin acabar, decidimos esperar un rato, a que el se volviera a excitar, así que estuvimos descansando y conversando de lo rico que era la experiencia. Después, nuevamente nos excitamos y comenzamos de nuevo, entonces ella nos pidió que nos tocáramos las pichulas el uno al otro, lo hicimos y nos pajeamos uno al otro un rato, ella se tocaba la chuchita mientras nos miraba, cuando estuvimos bien calientes los tres, la penetré a ella y comencé a culiar muy rico, ella mientras tanto le chupaba la pichulita a Juan, así estuvimos hasta que logramos acabar los tres casi al mismo tiempo. Nos vestimos casi en silencio y nos despedimos.
(Continua)

viernes, 10 de mayo de 2013

Cartas desde el paraíso (1)



SOÑANDO A CASANDRA

“Behind every masturbation, there si a successful imagination”. Anonimo.

Anoche fui a un sueño de ti y en ti, percibí tu cercanía tierna y dulce como un aleteo de mariposas, como un acurrucarme en el regazo de una madre que me incita instintivamente al incesto, pero después fueron palabras de tristeza y desencuentro, de oscura decepción, de vergüenza y dolor, me juzgabas con una crueldad de pesadilla, ya no me sentía en tu regazo maternal si no herido en lo mas intimo, ya no eras la cómplice, la amante distinta, la madre incestuosa, única, distinta, especial, ya no eras la que me había permitido sentirme tan cerca que era como si fuéramos amantes mas allá de lo físico, ya no eras la madre-amante, cómplice y tierna, me juzgabas según tu pensar, inflexible y dura, y yo, en el sueño, estaba seguro de que no lo merecía, sin embargo, sin tú querer tu sinceridad nacida del Amara me hería como una filosa daga envenenada. Yo entonces recordaba porqué había escondido siempre mi secreto de todos y de todas, lo había ido rumiando en mi soledad sin nunca atreverme a mostrarme ante alguien y que por un momento intuí que sí podía hacerlo ante ti, pero ahora supe que volvería a encerrarme en mi mismo con un caracol amenazado. Insististe en tus tiernos regaños, y te dije que yo podría estar toda una noche contigo, desnudos en el lecho, y solo te amaría con caricias y susurros, solo te miraría, te hablaría, te rozaría apenas con las yemas de mis dedos por todo tu cuerpo desnudo para despertar la fibras mas ocultas, intimas de tu sensualidad, sensualidad, no sexualidad, te iría llevando por los caminos del Amar mas puro, acallaría tus vehemencias con mis palabras, con mis cariños, y así amanecerías virgen otra vez. Y en mi sueño de ti soñaba hundirme en ti, en tu cuerpo, en tu aroma, navegar por tu piel sorbiendo tus néctares, deslizando mi lengua por cada rincón de ti, sentirme pequeñito a tu lado, y veía esas palomas de todos mis sueños, veía esos tetes de mi sed incestuosa, tu sonrías para mi, coqueta y hermosa. Y te dije que tu cuerpo me excita, me despierta, y veía ese ombliguito, tu cuerpo maduro, tu pelo y tu risa, y todo era como un amanecer, veía tu piel pálida, tus uñas, ese lunar entre tus palomas, se canalcito entre tus nalgas divinas y mis instintos bullían alocados porque me excitas mucho Casandra, me incitas deseos, me regalas el paraíso, y te siento intensamente como en un sueño. Y encopaba tus pechos,  sentía su tibieza y suavidad, sentía esa lengua  tuya en mi piel, e iba hacia en mis deseos, y tú te chupabas un dedito incitándome, y veía tu boquita sintiendo tu succión, y todo mi cuerpo latía excitado. Tu risa era como el sol que amanece en mi alma y no podía contenerme y me masturbaba deliciosamente, me masturba en ti, y tú en mi, yo era el que te tocaba, me sentía poseyéndote con toda mi ternura y sensualidad, veía tu rostro en goce y eras mía, mía, yo estaba ahí en ti penetrándote, te sentía mía, muy mía, toda entera, tu oculta florcita, esa sensualidad de tu pelo y tus manos, y tu sentías mi ternura y mis deseos en tu piel, te lamía entre tus nalgas, lamía tu cuerpo, lo ensalivaba humedeciéndolo en un espiral voluptuoso e incesante, y mi falo recibía tus caricias hasta que vi tu flor del sur y la penetraba hasta la eyaculación. Y ya al final del sueño veía la placidez en tu rostro, tu ojitos como con sueño porque habías sido mía, absolutamente mía y yo tu hombre, tuyo, porque el Amar nos habita. Ese fue el sueño de anoche en ti.

jueves, 9 de mayo de 2013

Cartas desde mi infierno (13)



“A veces es difícil separar fantasía sexual de deseo sexual, pero es importante distinguir entre fantasía y realidad. A veces una fantasía refleja un deseo, otras veces simplemente provoca el deseo, sin ser necesario ejecutar lo fantaseado para satisfacerse”. Iñaki Lajud.

Unos dos años después, cuando estuve separado, a pesar de que yo tenía varias amigas sexuales quise experimentar nuevas experiencias. Un día pase por el sector donde se ponían las prostitutas y travestís a esperar clientes, y me entró el bicho de pensar como sería estar con un hombre vestido de mujer. Paré él automóvil frente a un travestí que se veía joven y muy femenino, y le dije que fuéramos a mi departamento, que yo solo quería que él hiciera un striptease mientras yo me masturbaba mirándolo, acepto de inmediato. Llegamos al departamento y nos fuimos al dormitorio con un par de tragos. El comenzó a desnudarse lentamente al ritmo de la música. Estaba muy maquillado y se veía como mujer, yo estaba desnudo y de a poco se me fue parando la verga. Cuando quedó con unos cuadros chiquititos y un sostén yo comencé a correrme la pajita. Debajo de los cuadros se le notaba el pequeño bulto de su pichula, tenía unos senos chiquitos pero igual eran como tetitas de mujer joven, y era muy lampiño. Siguió bailando mientras yo me masturbaba, se sacó el sostén y los cuadros, tenia el pico cortito y delgado, se le había parado y se lo tapaba con las manos, porque le daba vergüenza me decía, parece que al verme caliente y ver mi pichula parada lo calentó. Yo estaba tirado en la cama y él de pie, entonces él dijo si quería metérselo por atrás, yo no quise así que me dijo si entonces me lo chupaba, yo ya me había calentado mucho así que le dije que bueno. Comenzó a chupármelo con ganas y muy rico, por ahí yo no aguante la curiosidad y le agarre su pichulita, era blandita… comencé a masturbarlo, pero él como que me esquivaba. Cuando yo ya estaba por acabar le dije que se masturbara para que acabáramos juntos. Y así acabamos los dos, ambos corriéndonos la paja mirándonos. Fue una experiencia buena, aunque no he vuelto a pensar en repetirla. 

miércoles, 8 de mayo de 2013

Cartas desde mi infierno (12)



“Sobre una cierta inclinación masculina a exhibir atributos, hoy puedo espetar que, en el caso del pene, hay en nosotras más deseo de apropiación que de adoración”. Anne Cé.

Mis primeros juegos fálicos fueron cuando tenia unos 12 años más o menos, cuando recién se me comenzó a parar mi pichulita, por esos años en verano iba a la casa un primo de mi edad que se quedaba algunas semanas en verano, la cosa es que dormíamos en la misma cama, y ese verano comenzamos hablar de sexo y de la masturbación, aunque todavía no sabíamos mucho del tema. Recuerdo que comenzamos a masturbarnos juntos, mirándonos nada más, casi todos los días en la noche, y para calentarnos hablábamos de las vecinas adultas, de las madres de los amigos etc., de la tetas, de cómo le habíamos visto las piernas, y todas esas ingenuidades de niños calientes y por ahí fue que alguna vez ambos muy calientes comenzamos a punzarnos con las pichulitas en el ano del otro, pero no llegó a mayores, también a veces nos tocábamos mutuamente las vergas y nos pajeábamos el uno al otro. Pero nunca pasó nada más. Hasta ahora nunca vi eso como algo gay, eran solo juegos de machitos comenzando a sentir la picazón del sexo. Después de esos juegos iniciales no volví a experimentar nada fálico hasta los 42 años, la familia había viajado y yo estaba solo por el fin de semana. Llegó un amigo de la niñez que viviría en una ciudad cercana, venía a quedarse a  dormir. Por coincidencia llegó también otro amigo que vivía en cerca de mi casa, era casado con tres hijo, éramos amigos de muchos años, desde la Universidad. Nos pusimos a tomar tragos y a conversar, el amigo de más lejos sabía que yo tenía películas porno e insistió en que las viéramos, yo no tenía muchas ganas pero al final instalé el vídeo en el living y nos pusimos a verlas. Como a la hora, el que se iba a quedar ya había tomado mucho licor y se fue a dormir. Con el otro amigo seguimos viendo un rato las películas porno, a mí no me calentaban porque nunca me gustó ver ese tipo películas con hombres, pero él si se calentó. De pronto me comienza a conversar de sexo, me preguntó si alguna vez lo había hecho con un hombre o si lo había pensado, le dije que no, que nunca me había interesado el homosexualismo, entonces me dijo si me gustaría probar, le respondí que no, que prefería a las mujeres. Al rato él estaba tan caliente que no se pudo controlar más y me dijo que a él le gustaría chuparme el pico, nada más, que lo dejara hacerlo. A mi me impresiono mucho porque jamás pensé que él tuviera algo de homosexual, le dije que no, que me sentiría mal hacerlo con él, pero él insistió ya medio descontrolado, me empezó a hablar que se imaginaba mi pichula durita en su boca, que me haría acabar rico… hasta que logró excitarme, además yo también había tomado unos tragos, así que nos fuimos al dormitorio, yo me bajé los pantalones y él también, me recosté en el borde de la cama y comenzó a chupárme la verga ya erecta mientras con su otra mano se masturbaba, lo chupaba muy rico y con ganas, me calenté tanto que no supe como alargué mi mano hacía él y le tome su pichula y comencé a masturbarlo. Al final acabamos casi juntos, yo en su boca y él mientras lo masturbaba. Fue mi primera experiencia homosexual. Nunca más hablamos de eso. Meses después cuando yo estuve separado  y vivía solo él iba a mi departamento a conversar, hasta que un día me dijo que quería hacerlo de nuevo, pero yo me negué totalmente, y de ahí nos fuimos distanciando como amigos, hasta que por su trabajo se fue a vivir a otra ciudad, perdimos el contacto y hace muchos años que no sé nada de él.   

martes, 7 de mayo de 2013

Cartas desde mi infierno (11)



“El hombre griego veía en el pene la medida de aproximación al poder divino”. Historia cultural del pene, David Friedman.

Temo que te estoy abrumando de mí, que anego tu sentir al develar mis “sentires especiales”, que inundo tu Amar con estos misteriosos requiebros de macho-hembra, que estoy caminado por el borde del abismo de tu desagrado,  pero amada mía, en quien si no tú podría derramar esta lava que quema mi alma y mi cuerpo, y acceder a tu infinita comprensión y aceptación de lo que soy y vivo. Entiendo que muchos, o todo quizás, de lo que te he escrito en estas cartas va a contrapelo de tus ideas y de tu visión del ser humano, que urjo tu benevolencia con los apremios de un fauno solitario, que mis desgarros también hieren tus sentidos, pero quiero que sepas que todo esto me está llevando a una liberación maravillosa, poder mostrarme ante ti así, desnudo, abierto, a la luz, y voy sintiendo tu presencia como un ungüento sanador, como un bálsamo de dulce ternura que va curando mis heridas, cubriendo mis vergüenzas. El ir enviándote estas misivas ha sido maravilloso, te he escrito con vehemencia, con urgencia como si fueras a partir en un viaje sin mí, y he sentido tu cercanía y tu presencia como nunca antes, mientras escribo te presiento leyéndome por detrás de mi, siento tus palomas rozando mi espalda, tu perfume me envuelve en un vaho amoroso, tu pelo cosquillea en mi mejilla, y es como si de pronto me diera vuelta y pudiera besarte, así de cerca has estado durante estas confesiones. Amada, no quiero que te fuerces o te obligues a contestarme estas cartas, me basta con saber que me lees con los ojos de nuestro Amar, que me vas comprendiendo poco a poco, que me vas asumiendo como un vagabundo que iluminado ahora por tu Amar vaga por los escabrosos senderos de su vivir secreto, y también camina con confianza entre las sombras por el borde del abismo porque sabe de tu amorosa complicidad. No te arrastraré a este mundo mío de depravación, de inmoralidad, de vicio y de exceso, ni contaminaré mis palabras con sucias imágenes, pero amparado en tu infinito Amar seguiré redactando las visiones de mi infierno, aunque no me leas (quizás sea mejor para ti y para mí que no me leas), aunque borres cada carta antes siquiera de abrirla, aunque nunca las comentes o respondas, porque escribirte me libera, me calma y me hace sentir menos solo en este pequeño infierno personal, y sobre todo porque sé que nadie más que tú puede acceder a este secreto, te lo has ganado con tu Amar y además porque ya no quiero buscar en otras complicidades porque no puedo serte infiel, aunque sea para escapar de estas repugnantes  cloacas de mis “sentires especiales”.