miércoles, 17 de julio de 2013

Cartas desde mi infierno (43)


Nudismo fálico 5-2

Los pocos minutos que la espere se me hicieron eternos, no sabia como iba a reaccionar ella al verme desnudo, no sabia que es lo que ella estaba pensando sobre un masaje; pensaría que solo era de relajación y que yo me cubriría el sexo con una toalla, o sabría que también tendría que tener algo de estimulación y erotismo, o mas incluso, con sexo oral, o masturbación manual, o incluso penetración? tendría ella experiencia en estas cosas sexuales, etc., etc., ella se desnudaría o se quedaría en ropa interior, o no se sacaría nada, podría tocarla aunque fuera por encima de la ropa? Todas estas dudas pasaban por mi mente mientras la esperaba, incluso se me había pasado la erección de puro nerviosismo. Decidí esperar para ver hasta donde llegaba ella, sin forzar ni apurar nada. Le abrí la puerta con la toalla en la cintura, estaba muy nerviosa, incomoda, casi asustada. Hicimos algunos comentarios simpáticos y nos fuimos al dormitorio, ella insistía que no sabia dar masajes, yo le decía que no se preocupara, que era como hacer cariño. Le ofrecí jugo y un cigarro, ella acepto, tomo un poco de jugo y fumo un cigarrillo con ansiedad. Yo estaba igual de nervioso pero aparentaba tranquilidad, ya se me había pasado toda la excitación. Me tendí en la cama boca abajo, sacándome la toalla, ella se sentó en el borde y comenzó a masajearme suavemente la espalda, las piernas, incluso las nalgas, mientras conversábamos como si todo fuera lo más normal del mundo. Estuvimos así un buen rato, entonces me di vuelta y quede de espaldas. Allí estaba yo, tendido de espaldas, desnudo, con mi pichulita muy encogida y lacia, y ella cohibida, con toda la ropa puesta, solo se había sacado la chaleca. Esto me permitía verle el sostén bajo la blusa y imaginar sus grandes senos. Comenzó a darme el masaje por las piernas, después el pecho y el vientre, sin tocarme ni acercarse al pene. Mientras me daba el masaje me di cuenta que evitaba mirarme la verga, y eso me fue excitando otra vez, mi falo comenzó a erguirse lentamente, ella seguía evitando mirarlo, mientras tanto seguíamos conversando diversos temas. Yo me excitabas más al ver su timidez y pudor. En mi interior me sentía como un degenerado sexual, como que de alguna manera la estaba violando, además el que me viera el pico parado despertaba mi exhibicionismo y mas me excitaba. No recuerdo como, si se lo pedí o ella lo sobre entendió, o quiso hacerlo al verme excitado, pero de pronto me tenia agarrada la pichula con una mano y me comenzó a masturbar suavemente mientras con la otra me sobaba los testículos, para mi era muy rico y sentia como un placer escondido. Ella parecía no tener experiencia en masturbar a un hombre, porque no lo hacia muy bien, aunque sentir su mano ardiente en mi verga me daba un gustito muy rico Cuando ya estaba a punto de eyacularme tomé yo mismo la pichula y comencé a correrme la pajita delante de ella, le pregunte si alguna vez había visto a un hombre hacerlo y me dijo que nunca, que esta era la primera vez aunque sí sabia de que se trataba. Ella me acariciaba el cuerpo mientras tanto, y ahí comenzó a mirar como yo me pajeaba, estaba como hipnotizada mirando lo que hacia mi mano en mi pico parado, todo esto me calentaba mas y mas, hasta que eyacule muy rico entre gemidos de placer y ella mirándome y masajeandome el cuerpo. Cuando termino de salir el semen de mi falo ardiente y ya mas relajados, mientras nos fumamos un cigarro le pregunté si se había excitado, me respondió que un poco pero que le había gustado verme gozar. Conversamos un poco y se fue diciendo que tenia que cerrar la conserjería. Yo me quedé muy relajado y ya pensando en la próxima vez.

Continua.

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