REVELACIÓN FINAL
La hembra sigilosa
Casandra, no podrás huir de mis perversiones de macho,
de mis anhelos de poseer tu cuerpo integro, total, de pene-trar todos tus
tibias cavidades de hembra dispuesta y rendida, tu vulva mojada de tus deseos,
tu anillo anal apretado y nervioso, tu boca húmeda esperando mi falo…, entraré
en ti por todas tus puertas del placer, y te sentirás abusada, violentada,
violada, pervertida… y lo gozaras!, porque ambos sabemos que eso es lo que
buscas y deseas!!, así que deberás rendirte a la evidencia que palpas en tu
cuerpo…, eres mía!, soy el Intruso, el Amo y Señor de tus anillos, y te quiero
hembra, meretriz, perra y mujer, te quiero sucia para lamer tus pecados te
quiero desnuda, caliente, ansiosa, te quiero puta callejeando por mi cuerpo ebria
de mi sudores y mi semen, te quiero perdida, impúdica, te quiero bestia abierta,
sexual, lubrica, vulgar, te quiero amante, esclava, pervertida doncella, te
quiero impura, desvergonzada y blasfema, solo piel quemante y carne embebida de
sus propios jugos, te quiero intensa, pecadora y sublime para redimirte mesiánico
y mortal en ese ultimo beso, cuando ya saciados consumamos nuestro Amar. Sí, y
así deseo violentarte, hacerte sentir hembra poseída, violada, pene-trada,
hacerte gritar, gemir... pedir clemencia, hundir en tu sexo mi falo con
violencia, con desesperación de macho, hundir y sacar... hundir y sacar, me
hundo en ti, te pene-tro con fuerza, con ansiedad, tu gritas y te retuerces,
temes mi falo duro, erecto, mis manos encopan tus pechos, succiono tus pezones
sensibles... los mordisqueo, los ensalivo.... ah! mi mano va a tu sexo, húmedo,
caliente... y con mi dedo del corazón hago pequeños círculos en tu clítoris...
gritas de placer, das quejidos de hembra ardiendo... entonces abro tu sexo con
mis dedos, te sientes violada y me pide clemencia, pero mi verga erecta ya esta
en la entrada de tu sexo... y lo empujo brutalmente dentro de ti, lo hundo
entero ah, uf! irrumpo en esa flor húmeda, me hundo rompiendo tu virginidad...
gritas, te quejas, pero ya estoy muy adentro de ti y entro y salgo, entro y
salgo... mi verga esta tan dura que me duele pero igual la hundo en tu ardiente
profundidad... y sigo empujando mas y mas, estoy todo entero en ti, en tu sexo
mojado... caliente, y de pronto... me estremezco, mi cuerpo ahora se retuerce
en ti, sobre ti y eyaculo! En ti ah...! todo mi semen, como una lava se derrama
en ti, adentro de ti, me quedo ahí, duro, eyaculando en ti, ah! ah!! ufff más!
más de mi lava te llena... tu cuerpo en orgasmo se sacude ah!, si! ya! ya... aaaggh
aaag... ah! si! ufff... (Entró en mis
íntimos túneles secretos, furtivo y silencioso, iluso o ingenuo, yo creía que
le seducía con mis pobres artes de poeta solitario y de fauno onanista, pero no
era así, tarde me di cuenta de que era ella la que se iba apoderando de mí, de
mis posesiones mas ocultas, de los únicos tesoros vírgenes que yo poseía. Ahora
ya es tarde, ha incubado sus magia en mi cuerpo y mi mente y mi alma… y esos
íncubos corroen deliciosamente mi voluntad con placeres desconocidos, con
extrañas perversiones…, cuando defeco siento intensamente la lenta salida de
mis propios excrementos y siento nítidamente que es un falo que va saliendo de
mi anillo anal después de una incorpórea pene-tración anterior, que estoy
seguro nunca consentí…, cuando orino, y mientras el cristalino chorro dorado
cae en delgada vertiente siento sus dedos sujetando mi verga fláccida y
tierna…, puedo reconocer que su mano en mi pene al orinar es un claro simulacro
de mi vicio masturbatorio…, pero el nuevo goce que siento al excretar es algo
desconocido para mí, y creo que hay algo de lo que leí por ahí:
“el verdadero hombre debiera reconocer el placer “fecal”, el
mojón/sorete/zurullo recorriendo los últimos tramos del intestino, atravesando
el recto hasta finalmente despedirlo, no es lo mismo que un pene o falo
atravesando un ano ¿o sí?” Sé que es ella, la Weibchen verschwiegen, porque mi
alma se estremece en estas voluptuosidades de un modo que solo con ella he conocido…,
quizás que otras sucias depravaciones ha sembrado en mí, y que están ahí,
agazapadas, latentes, solo esperando la orden codificada de su hermosa voz para
despertar y seguir corroyendo lo poco que había logrado mantener libre de las
miserias de mi vida. Pero ya es tarde…, y solo me queda renunciar a mí mismo
sin luchar y rendirme a sus obscenos encantos de hembra sigilosa…)
El Vizconde, tu Divino Intruso.