sábado, 7 de septiembre de 2013

Cartas desde mi infierno (62)


LOS ORIGENES

Mis padres eran y son muy puritanos, nunca se hablaba de sexo, ni se hacían cariño delante de los hijos, desde afuera eran como asexuados. Además estuve cinco años estudiando en un colegio de curas, de los buenos, y ellos enseñaban que todo lo físico era pecado, todo, cuando uno se confesaba preguntaban "te has tocado?. A los cinco años en ese colegio me cambiaron, por problemas económicos a una escuela publica, yo tenia once años y había compañeros de 15 o 16 años que ya sabían todo sobre el sexo, y yo no sabía nada de nada. Además era una escuela mixta. La primera impresión terrible fue cuando a los pocos días de inicio de clases los compañeros me llevaron con otros estudiantes nuevos al baño de hombres e hicieron una competencia de "pajas".  El niñito de los curas ante ese espectáculo, cinco o seis de ellos de 13 a 16 años masturbándose delante de los otros para ver quien eyaculaba primero, o quien lanzaba el semen mas lejos. Quede helado, no tenia idea de masturbarse ni de sexo. Lógicamente primero me espanté, para mi todo eso era pecado, no quería ir al baño, me aguantaba hasta llegar a la casa. Por supuesto que no podía contarle a nadie de eso, no tenía con quien conversar estas cosas, no tenia amigos. Después de unos meses, comencé a interesarme en lo sexual, quería saber que cosas yo no sabía, hasta que una prima, la única que tengo, dos o tres años mayor que yo, me explicó como se hacían los bebés, me lo explico en jerigonza, eso de; mimirara elel homhom brebre lele meme tete lala... etc., pero no me dejó hacer nada más, solo me explicó. De ahí comencé a explorar mi cuerpo, a sentir las primeras erecciones, me venían cuando miraba mujeres en bikini en los diarios o revistas, y en la escuela los otros compañeros terminaron de enseñarme como era lo del sexo. Hasta que una noche comencé a tocarme y sentir la erección y el gustito, y bueno, eyacule, ufa, que susto, pero igual me gustó, tendría unos 12 años. De ahí me envicié, me masturbaba todos los días, a veces hasta dos o tres veces, pero me sentía muy culpable. Yo no tenía mujer, era muy tímido y apocado, y después, como a los 15 me puse voyerista miraba una revista que existía en esos años de mujeres en bikinis o con los pezones cubiertos con una par de estrellitas, o las fotos de las revistas de cine con las mujeres semidesnudas. También miraba a la vecina por un hoyito en la pared, ya no me excitaba solo imaginando, necesitaba motivación, seguí así hasta los 21 años. A esa edad comenzamos a tener relaciones con mi señora, de pie, escondidos por ahí muy incómodos, ella fue mi primera mujer.
El Vizconde regresivo.


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