“Te envío flores que recogí
en un burdel. Sobre su puerta figuraba un falo en erección. Esta casa tenía más
flores que las otras. Quizá porque los espermas de los penes de la Antigüedad,
al caer al suelo, fecundaban la tierra”. Gustave Flaubert.
Amada, he leído y releído muchas veces tu cartita, y
me ha llenado de felicidad, he sentido tu Amar, tu comprensión y tu
preocupación, he sentido esa conexión indisoluble que une para siempre a dos
seres que se aman con todo ese Amar que tú me ensañaste. Y sentí como tu
ternura iba curando mis heridas, dándole paz a mi alma, acogiéndome en tu
regazo como a un niño extraviado. Y he sido feliz al sentir toda esa cercanía.
También me alegró mucho saber que habías leído mis cartas desde mi infierno, la
verdad es que pensé que no lo harías, que partirías leyéndolas por curiosidad
pero después te desagradarían, te asquearían, y finalmente dejarías de leerlas.
Pero amada mía, ayer estuve casi todo el día escribiéndolas para ti, como si te
estuviera hablando al oído, aun suponiendo que no las leerías, solo confiaba en
que no te molestarías con mi insistencia en hablarte de mis “sentires
especiales”. Y después de sacarme de dentro de mi alma esas espinas enquistadas
de tantos años sentí una hermosa sensación de liberación y de calma, nunca
conté a nadie estas cosas tan intimas, y si fuiste tú la elegida es porque sé
que tu Amar me acompaña siempre. Y también porque como te he dicho he dejado
todo por ti, ya no tengo amistades por Internet, ni las busco, decidí que si no
eres tú la persona a quien me entregaría totalmente no sería nadie. Ahora quiero
tranquilizarte, te insisto, no soy gay ni tengo inclinaciones homosexuales, las
escasísimas experiencia que he tenido con hombres solo han sido
experimentaciones y curiosidad, y a la vez me han confirmado que no me gustan
los hombres, que prefiero claramente a las mujeres. Por otra parte, todos mis
juegos fálicos han sido y son virtuales, escondido en el anonimato de Internet,
detrás de mascaras anónimas, en eso he tenido mucho cuidado siempre, y con eso
he cuidado mi identidad y mi vida real, esa realidad que a ti cariñosamente te
preocupa. Amada, necesito que entiendas muy bien que esos “sentires especiales”
son para mí solo una necesidad sexual de fantasías, de eróticas imaginaciones
para gozar el sexo en la solitaria masturbación. Como te he dicho muchas veces
soy un hombre muy ardiente, desde muy joven, en mi adolescencia y antes de
casarme necesitaba masturbarme todos los días, después mas adulto, ya casado,
tenia relaciones 4 o 5 veces por semana, siempre tenía dos o tres amantes, pero
estos últimos años fui dejándolas para dedicarme a mi esposa,
desafortunadamente ella entró en una etapa en que el sexo ya no le interesa.
Entonces no me quedo otra opción que la masturbación pues ya no quiero más líos
de infidelidad. Y para masturbarme necesito excitarme, y eso es lo que me llevó
a los juegos fálicos. Son otra manera de excitación, nada más. Como debes
saber, en el sexo tarde o temprano se cae en la rutina y eso lleva
inexorablemente a la exploración en busca de nueves fuentes del goce físico. Tu
sabes que para mí el sexo una de las cosas más importante de mi vivir. Es mi
naturaleza, y como escribió el filósofo Francis Bacón; “A la naturaleza se la
domina obedeciéndola”.
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