lunes, 19 de agosto de 2013

Cartas desde mi infierno (53)



Hoy en la mañana me sucedió algo especial, una experiencia quizás sexualmente mística, como una fusión total de todos mis vicios o fantasías. Me levanté como siempre muy temprano. Estaba excitado, en el viaje no pude masturbarme y solo me tomé unas fotos desnudo para ti. Bien, lo que más quería era encontrarte en el chat para pajearme mirándote, o hacerlo juntos, pero tu no estabas, así que busque una página de videos porno para hacerme la paja mirando alguno, no todos los videos porno me excitan, así que comencé a buscar uno distinto. Vi las cámaras en vivo, y nada, entre a varias web de videos, y vi parejas culiando y nada, vi picos pajeándose y nada, ya me había hecho la idea de que no me pajearía cuando vi unas piernas deliciosas enfundadas en unas medias negras, y se me paro la verga de inmediato, abrí el video y era de la sección de travestís…! comencé a verlo y llegué al máximo de la calentura. Todo estaba ahí: era una dama trava madura de piernas hermosas y con el tipo de pico que me gusta, ah! Fue como venir desolado caminando por un árido y solitario desierto y entrar de pronto en el paraíso. Ahí estaba una putita caliente y gozadora, masturbándose frente a mí, y a la vez estaba un travestí con el que me gustaría culiar y que me pene-trara, ahí estaba también esa verga gruesa, blanquita, que sueño un día mamar y pajear, sentirla en mi culito rozándolo… uf!, y además ahí estaba una dama madura, sensual, perfumada, vestida de negro exhibiéndose para mí, vi como caía el semen caliente en el piso y lo sentí derramándose en mis nalgas…! En un instante y como un destello pervertido me vino la idea de que estabas ahí, y te imaginé culiando y chupando esa verga en un onírico juego lésbico y más me calenté. Y por ultimo en esa imagen de un hombre vestido con ropas de mujer, masturbándose mientras se sentía a la vez hembra y macho, me vi a mí mismo haciendo eso mismo vestido así en las varias veces que he hecho eso mismo...! vi el video como tres o cuatro veces, hasta que eyaculé muy rico! Y fue la plenitud de mi gozo sexual solitario, un viaje a mis laberintos secretos, y ahí estabas tú a mi lado como la dulce Beatriz del Dante, pero esta vez no guiándome en el Paraíso sino en mi íntimo y delicioso Infierno.

Tu Vizconde excitado.

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