martes, 20 de agosto de 2013

Cartas desde mi infierno (54)



“Coloca el dedo en la base de su pene, en el punto exacto donde se une a los testículos. Dibuja con la punta del dedo un anillo alrededor de la base de su miembro, entonces dibuja otro alrededor de su escroto justo en donde se adhiere al cuerpo.” Ritual de Sexo Tántrico para el pene del hombre.

(Un sueño de la Baronesa)

Entro en la habitación y tu estas sentado cómodamente, completamente desnudo, tus manos a los lados y con tu miembro erecto, en actitud desafiante de macho que muestra su virilidad sin complejos, yo estoy maquillada perfectamente, visto una tanguita negra muy pequeña que apenas oculta mi clitito tierno, fláccido, femenino, un brassiere negro chiquito y apretado que hace resaltar mis grandes pechos, unas medias oscuras con ligas y unos tacos negros muy altos, me cubro apenas con una robe de chambre negro muy transparente, un detalle especial son mis aros de argolla blancos que contrastan con el negro sexy que visto. Tu me miras ansioso a los ojos y luego diriges tu mirada a tu verga, como indicándome que esta dispuesta para mi, como invitándome u ordenándome que esperas que al fin te dé mis artes de mamadora voluptuosa y viciosa, te sonrío coqueta y me acerco a ti hincándome ante ese falo erecto y duro. Lo tomo delicadamente con mis dedos pulgar e índice y del corazón, con esos tres dedos de uñas pintadas, siento la dureza de tu miembro y a la vez su suave piel en mis deditos y muy suavemente comienzo a correr y descorrer su piel, como masturbándolo y acariciándolo a le vez, con mi otra mano acaricio con femenina suavidad tus bolas, las siento tensas, siento el escroto lleno de esos testículos de macho, me inclino hacia esas bolas calientes y levanto el pene para dejarlas expuestas a mi boca, huelo ese intenso olor del macho excitado y lo aspiro profundamente, deslizo mi lengua húmeda, ardiente por la costurita que separa las bolas, siento su pequeña y alargada rugosidad, subo y bajo varias veces por esa línea de piel, escucho tus quejidos de placer y eso me excita más aun. Mientras sigo masturbándote a tres dedos le doy besitos a tus bolas por todos lados, y luego levanto un poco mi rostro y enfrento tu verga, esta muy dura, el rosado brillante de su glande resalta contra la tierna piel de su tronco, mientras una de mis manos siguen acariciando las bolas en su base, llevo la otra a la base del miembro y lo aprieto con mi pulgar y mi índice como un anillo, te quejas de placer y veo como tu pichula se endurece mas y se mueve con periódicos latidos. Comienzo a besar el glande, la puntita, en su ojito sensible, después paso mi lengua mojada en mi saliva caliente por todo el glande, una y otra vez, siento su suavidad tensa, deliciosa, y luego bajo por el tronco dándole besitos, lamiéndolo, como en espiral, subo y bajo por el varias veces, tus quejidos me indican que ya no aguantas, que quieres el máximo placer, y entonces vuelvo a la puntita de tu miembro y muy lentamente lo voy metiendo en mi boca, lentamente, todo, entero, hasta su base, lo siento como va penetrando en mi boca, llenándola completamente.
Continua.


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