“Sobre una cierta
inclinación masculina a exhibir atributos, hoy puedo espetar que, en el caso del
pene, hay en nosotras más deseo de apropiación que de adoración”. Anne Cé.
Mis primeros juegos fálicos fueron cuando tenia unos
12 años más o menos, cuando recién se me comenzó a parar mi pichulita, por esos
años en verano iba a la casa un primo de mi edad que se quedaba algunas semanas
en verano, la cosa es que dormíamos en la misma cama, y ese verano comenzamos
hablar de sexo y de la masturbación, aunque todavía no sabíamos mucho del tema.
Recuerdo que comenzamos a masturbarnos juntos, mirándonos nada más, casi todos
los días en la noche, y para calentarnos hablábamos de las vecinas adultas, de
las madres de los amigos etc., de la tetas, de cómo le habíamos visto las
piernas, y todas esas ingenuidades de niños calientes y por ahí fue que alguna
vez ambos muy calientes comenzamos a punzarnos con las pichulitas en el ano del
otro, pero no llegó a mayores, también a veces nos tocábamos mutuamente las
vergas y nos pajeábamos el uno al otro. Pero nunca pasó nada más. Hasta ahora
nunca vi eso como algo gay, eran solo juegos de machitos comenzando a sentir la
picazón del sexo. Después de esos juegos iniciales no volví a experimentar nada
fálico hasta los 42 años, la familia había viajado y yo estaba solo por el fin
de semana. Llegó un amigo de la niñez que viviría en una ciudad cercana, venía
a quedarse a dormir. Por coincidencia
llegó también otro amigo que vivía en cerca de mi casa, era casado con tres
hijo, éramos amigos de muchos años, desde la Universidad. Nos pusimos a tomar
tragos y a conversar, el amigo de más lejos sabía que yo tenía películas porno
e insistió en que las viéramos, yo no tenía muchas ganas pero al final instalé
el vídeo en el living y nos pusimos a verlas. Como a la hora, el que se iba a
quedar ya había tomado mucho licor y se fue a dormir. Con el otro amigo
seguimos viendo un rato las películas porno, a mí no me calentaban porque nunca
me gustó ver ese tipo películas con hombres, pero él si se calentó. De pronto
me comienza a conversar de sexo, me preguntó si alguna vez lo había hecho con
un hombre o si lo había pensado, le dije que no, que nunca me había interesado
el homosexualismo, entonces me dijo si me gustaría probar, le respondí que no,
que prefería a las mujeres. Al rato él estaba tan caliente que no se pudo
controlar más y me dijo que a él le gustaría chuparme el pico, nada más, que lo
dejara hacerlo. A mi me impresiono mucho porque jamás pensé que él tuviera algo
de homosexual, le dije que no, que me sentiría mal hacerlo con él, pero él
insistió ya medio descontrolado, me empezó a hablar que se imaginaba mi pichula
durita en su boca, que me haría acabar rico… hasta que logró excitarme, además yo
también había tomado unos tragos, así que nos fuimos al dormitorio, yo me bajé
los pantalones y él también, me recosté en el borde de la cama y comenzó a
chupárme la verga ya erecta mientras con su otra mano se masturbaba, lo chupaba
muy rico y con ganas, me calenté tanto que no supe como alargué mi mano hacía
él y le tome su pichula y comencé a masturbarlo. Al final acabamos casi juntos,
yo en su boca y él mientras lo masturbaba. Fue mi primera experiencia
homosexual. Nunca más hablamos de eso. Meses después cuando yo estuve
separado y vivía solo él iba a mi
departamento a conversar, hasta que un día me dijo que quería hacerlo de nuevo,
pero yo me negué totalmente, y de ahí nos fuimos distanciando como amigos,
hasta que por su trabajo se fue a vivir a otra ciudad, perdimos el contacto y
hace muchos años que no sé nada de él.
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