“Otra fantasía que los
heterosexuales nos negamos a aceptar pero también la tenemos, es el de ser
mujeres, lo que no quiere decir que queramos cortarnos el pene y tener tetas,
sino que nos atrae estar en su lugar, casi siempre nos imaginamos como mujeres
promiscuas y ligeras de ropa (el dicho común es "si yo fuera mujer, sería
bien puta"), otra vez pasivas y sumisas, disfrutando de placeres sexuales
fuera de nuestro alcance”. Heterodudoso.
Hace casi diez años conocí por mail, en un grupo de
citas a una mujer madura sesentona, muy simpática y sensual, intercambiamos
mucha correspondencia y nos hicimos muy amigos, íntimos, ella vivía acá en
Santiago y una vez nos juntamos y tuvimos relaciones, pero no cuajamos bien y
no lo volvimos a hacer. Pero que seguimos siendo muy amigos, intercambiando
fotos porno, mensajes eróticos y fantasías etc., una de estas fantasías
compartidas era hacer un trío con un tercero o tercera. Un par de años después
ella conoció a un hombre muy agradable, del sur, profesional, casado, maduro, cincuentón
o poco más, formaron un pareja después de un tiempo fueron buscando nuevas
experiencias, hasta que finalmente mi amiga lo convenció de hacer un trío
conmigo. Ellos vivían en el sur y en uno de sus viajes acá convenimos en
juntarnos. Yo arrendé un departamento por unas horas en el sector del centro y allí
nos juntamos, el trato era de que yo seria inicialmente solo voyerista y les sacaría
fotos, también podría masturbarme mirándolos, y ahí se iría viendo que más
pasaba. El era un hombre bajo, delgado, velludo, de barba y poco pelo, muy simpático,
un tanto tímido, de modales suaves con aires de profesor universitario, varonil
y agradable. Una vez que ellos se fueron al dormitorio yo me desnude en el
living completamente, y me acerqué a la puerta que ellos dejaron junta no
cerrada, la entreabrí muy poquito y los miré en silencio, cuando me asomé sin
que se dieran cuenta, ya estaban sacándose la ropa el uno al otro, yo los veía
de lado, él estaba sin camisa y ella solo con la enagua, seguían besándose con
muchas ganas y acariciándose por todas partes, en eso ella se agachó, le tomo
la verga comenzó a chupársela, yo no alcanzaba a ver la verga, solo la veía a
ella con sus manos y cara a la altura del miembro. Luego entré al dormitorio
estaban los dos en la cama atravesados acariciándose eróticamente, no se daban
cuenta de mi presencia, yo que entré con mi verga paradita me comencé a
masturbar despacito, no para acabar si no para sentir gustito, así estuvimos un
buen rato, yo después tomé la maquina y les saque algunas foto, ella me tomó la
mano y la llevo a sus tetitas para que yo siguiera acariciándolas..., y también
me tomo mi pichula y la masajeo un rato, yo estaba muy caliente, sentía mi verga
muy erecta, y me excitaba más y más al verlos, en eso el se movió para chupar
los pezones de ella, y vi su verga... uy!, era muy grande!, gruesa, rosadita,
se veía dura, tensa, con su glande afuera y muy brillante, era un vergota
espectacular!, como esas que se ven en las películas porno, uf!, y con unas
bolas también grandes, redondas, llenitas, tenia pocos vellos púbicos, parece
que se los recortaba, así que la pichula y sus testículos se veían imponentes!
En ese momento me pasaron muchos deseos por mi mente, muchas locas fantasías,
pero me contuve y seguí acariciándola a ella.
(Continua)
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