domingo, 23 de junio de 2013

Carta desde el paraíso (12)


Mi Casandra:
Te amo desde lo más profundo de mi ser, te amo con la certeza de que eras tú la que busqué por tantos años y tantos lugares, te amo con la convicción de que tu viniste a mí porque yo te necesitaba, así, tal como eres, con tu Amar en plenitud, con ese Amar que me enseñaste desde un principio de lo nuestro como algo distinto, diferente a todos los otros amores que yo había vivido, y aprendí que ese Amar es más que el amor, es una entrega total, una fuerza arrebatadora, una marea portentosa que arrastra hasta una isla maravillosa donde se vive en un paraíso eterno, sin final, continuo, sumergido en la ternura infinita de los brazos del ser amado. Y ese Amar es a la vez la felicidad de amar y la tranquilidad de ser amado, es la unión de dos almas que se buscaban, es la fusión de dos cuerpos en un solo ser, único, donde confluyen las soledades de los años antes de ese nosotros. Y los días son más claros, más alegres sabiendo que me amas y que te amo, que nos amamos a través de la distancia, las rutinas de nuestros días, las penas y los dolores de nuestras vidas afuera de nuestro Amar. En ti he encontrado más que la mujer, más que la amante, más que la amiga, más que la musa, más que la persona que respeto y admiro, en ti estaba la madre que busqué desde siempre, la madre que ama y acepta a su hijo tal como es, con ese cariño sublime, ese amor maternal que posee la dulce tibieza del vientre que me acunó antes de que partiera a vivir mi vida. Te amo con la pasión de un naufrago perdido, con la delicadeza del que ha encontrado después de mucho tiempo de exploraciones inútiles al ser que justificará para siempre su vida. Y quiero que ese amor que siento por ti te llegué como una brisa perfumada que te invada de intensa calma, de quieta paz, de esa alegría que se siente cuando sabemos que alguien nos ama. Quiero que vivan cada día vestida con mi ternura, respirando mi aire, viendo el mundo con mis ojos, con mis besos siempre en tus labios, que me sientas ahí a tu lado, cuidándote, apoyándote, dándote la fuerza para enfrentar cada uno de tus desafíos, a tu lado como una sombra que te ayuda a encontrar la felicidad en medio de las tristezas, las desesperanzas, y el cansancio. Quiero que sientas en la piel que te amo, que soy tuyo, que eres mi amada dueña, que eres única y eterna en mí Amar.

Tu Vizconde

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