Hace diez años compré un conventillo como parte de mis
inversiones en bienes raíces. Conventillo es un tipo de vivienda urbana
colectiva, donde cada cuarto es alquilado por una pequeña familia o por una
persona sola. Tiene 6 piezas para arrendar, hace unos meses, después que se
fueron las dos arrendatarias comencé a ir al conventillo mas seguido, primero a
limpiar y ordenar un poco las piezas desocupadas, y después simplemente para
estar solo en esas piezas vacías. Entre las cosas interesantes que encontré fue
que Rosa, una arrendataria de las que se cambió, muy tetona y vulgar, había
dejado algunas de sus ropas muy usadas; dejó una falda larga y un vestido
suelto agitanado como camisola de vestir y unos suecos. De inmediato se
despertó el instinto travestí de la Baronesa y pensé ponerme esas cosas para
calentarme y sentir en mi piel esa sexualidad vulgar y exuberante de la Rosa. Por
eso dejé para mí una de las piezas. Tiene una mesa, una silla, un sofá y un
mueble tipo ropero. Así que de vez en cuando me voy allá con la idea de hacer
alguna cochinada; practicar el nudismo casero que me encanta, pajearme solo y
tranquilo viendo en mi MP4 algunos videos porno, y/o usar la ropa de la Rosa. Entró
en mi pieza, cierro por dentro y me desnudo completamente, a veces para partir
calentándome me visto con la camisola de vestir y los suecos. En otras
ocasiones me quedo sentado cómodamente, desnudo viendo videos y a pajeándome
tranquilo hasta que acabo. Luego me visto y me vuelvo a la casa muy relajado. Hay
una sensualidad especial, intensa y morbosa, en andar desnudo por un lugar
ajeno a nuestro ámbito normal y rutinario, sabiendo que afuera hay otras personas
que ni se imaginan que uno está desnudo, manoseando su verga, masturbándose
tranquilamente, o simplemente sentado relajadamente. Me gusta mucho andar
desnudo por la pieza, me recuerda cuando viví solo en el norte un par de años y
practicaba todos los días el nudismo casero. Además de jugar al exhibicionismo
con algunas de las señoras que me trabajaron de sirvientas. Esa mezcla de
nudismo exhibicionista tiene un morbo exquisito pero solo me he atrevido a
practicarlo en condiciones caseras y con aquellas damas en las que confiaba y
me conocían bien, que sabían que se trataba de un juego inofensivo del patrón,
que era una persona respetuosa y decente.
El Vizconde nudista.
No hay comentarios:
Publicar un comentario