sábado, 22 de junio de 2013

Cartas desde mi infierno (37)


Nudismo fálico 3

Un par de meses después me fui a vivir solo a un departamento. Por contacto con una amiga con la que yo tenia una relación, contrate a una señora para hacer las cosas, lavar, cocinar y el aseo. No recuerdo su nombre, pero era una gorda inmensa, de unos 45 años, muy gorda y muy ordinaria para hablar, eso si muy simpática de personalidad. Yo ya estaba con la del bandido y le metía conversa de temas medios escabrosos, de a poco ella fue entrando en confianza y me contaba sus cosas, con garabatos y todo. Era separada pero tenia de pareja a un hombre mas joven, vivían en un barrio marginal, en una casa muy pobre, y en ella vivían sus hijas, yernos, nietos y otros parientes, todos hacinados. Bueno, ella me contaba cosas más para la risa que eróticas, por ejemplo, que no podía culiar tranquila porque todos escuchaban, y lo mismo cuando lo hacían sus hijas, o que había un yerno que no le gustaba porque andaba en slips por la casa y a veces cuando se sentaba se la salía su cosa… y no era que le molestara verlo –me dijo- sino que habían niños chicos! Bueno, que me dijeron!, le dije embromando, o sea que yo puedo hacerlo porque aquí no hay niños!, pero claro me dijo riéndose vivaracha, además Ud. es el dueño de casa… Bueno pues, el sábado siguiente cuando llegó en la mañana yo estaba acostado aun, y cuando me dijo si me servia el desayuno en cama o en el comedor, le dije que en el comedor, y me levante completamente desnudo y me fui a sentar al comedor. Cuando me vio se largo a reír como si nada, que rico dijo, me toco cuarteo!, y desde ahí siempre yo andaba pilucho cuando estaba ella. Una vez que hacia mucho calor le dije, si quiere puede sacarse un poco de ropa, que bueno me dijo, lo había pensado pero me daba vergüenza. Y se saco solo la blusa, quedo con una falda y arriba la enagua transparente y debajo un sostén blanco, tenia unas tetas inmensas!, el sostén apenas le cubría la mitad de los pechos. Seguimos así unos días, hasta que por ahí nos pusimos a conversar de sexo otra vez, yo pilucho y ella con falda y sostén, sin la enagua, le mostré unas revistas porno que tenia y ella se reía mirándolas, esto ya lo hice, esto no, decía riéndose!, yo me fui calentando con la situación y se me paro el miembro, y por ahí le dije, sabe, estoy muy caliente, me miro la pichula parada y me dijo; si, ya me di cuenta, pero no podemos patrón, yo respeto mucho a su amiga!. No pude convencerla, por ahí le dije que entonces me iba a tener que masturbar porque no podía quedarme así, hágalo, me dijo, le pedí que me mostrara sus senos para excitarme mas y me dijo; es que me da vergüenza, como insistí, al final accedió y se saco el sostén dejando sus tremendas tetas al aire, yo comencé a masturbarme de inmediato delante de ella y ella me miraba sonriendo, me decía cosas como; esta rico?, le gustan mis tetas?, hasta que acabe ahí mismo, entonces ella con toda naturalidad fue al baño y trajo confort para que me limpiara! Seguimos así unas semanas, yo me hice varias veces la paja delante de ella mientras me mostraba sus grandes tetas, pero nunca paso nada más. Un tiempo después tuvo que dejar el trabajo porque se enfermo una hija y debía cuidar a los niños. De ahí me cambie a mi propio departamento y contrate a otra señora.

El Vizconde exhibicionista.

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